CAPA Y SOMBRERO DE COPA

Hace días que siento tu presencia. Cuando aún no ha amanecido y voy de camino al tren me giro porque noto tu aliento sobre la nuca, sé que tus ojos están clavados en mí, al acecho, esperando que flaquee, propiciando que mi mente se perturbe.

A veces, al anochecer, oigo el tintineo de tu cascabel. Dice que estás ahí, en la calle. Me dirijo entonces hacia la ventana para observar a través del cristal, mas no consigo verte. Tan solo se distingue un gato callejero, algún solitario vehículo que se aleja…y el silencio. La oscuridad y el silencio.

Me acuesto y antes de dormir vislumbro tu silueta a los pies de mi cama. Pasas deprisa, con tu capa y tu sombrero de copa. Intento moverme, huir, pero mis músculos no reaccionan. Permanezco inmóvil, sin saber si tú realmente eres de este mundo o si ha sido todo solo un mal sueño. Aunque cabe la posibilidad de que la locura esté  volviendo a atraparme en su juego.

Por el día reaparece la calma y suelo pensar que quizá no has vuelto, que fuiste un horrible producto creado por mi imaginación. Mas cuando cae el sol todo se nubla.

Últimamente padezco el insomnio que tu presencia me da. Cojo una hoja en blanco, mi pluma, y comienzo a escribir a la luz de una lámpara que poco a poco languidece, y al cabo de un tiempo que nunca ha existido miro hacia el papel y leo algo que sé que no es mío, sé que esas palabras no las escribí yo.

Es en ese instante cuando te escucho reír con fuerza desde lo más profundo y comienzo a temblar… Tiemblo como cuando era un niño, después desapareciste como si jamás hubieras existido… Sin embargo ahora, en la soledad de esta noche, resuena el tintineo de tu cascabel detrás de la ventana, y a pesar de que no consigo verte sé que estás ahí, que has vuelto, que no me vas a dejar.

Deseas que se apodere de mí tu frío, tu sinrazón, este inmenso miedo, y tus deseos se van convirtiendo noche tras noche en realidad…. 

ESCRITO EL 28/02/2021

EL MAR Y LOS TRENES

Mi vida cambió una mañana que me encontraba nadando en el mar. En un momento dado oí como alguien exclamaba mi nombre. Sin embargo, yo avanzaba haciendo caso omiso. Con el tiempo he perdido el interés en cuestionarme si era consciente o no del peligro.

En definitiva, después del incidente pasé algún tiempo en el hospital. Estuve a punto de morir ahogado. En realidad eso no es muy preciso que digamos, y puede dar pie a alguna interpretación errónea. La verdad es que no tuve secuelas físicas. Mis músculos, órganos y articulaciones funcionaban de forma correcta. Digamos, por expresarlo de alguna manera más adecuada, que mi mal se había enraizado o procedía de mi espíritu. Por lo que en un pasillo largo y blanco con puertas a ambos lados no tuve más remedio que reflexionar. El especialista que me trató prohibió que me hicieran visitas, al menos los primeros días, y esto me ayudó. Me dio el alta cuando me vio con la suficiente fuerza como para luchar sin excesivo peligro contra mi integridad con aquello que me oprimía el pecho.

A partir de aquel entonces me aficioné a los trenes. Siempre intentaba ir con muy poco equipaje, y pernoctaba en pensiones baratas si el tiempo no acompañaba para dormir al aire libre. Mis padres eran comprensivos quizá porque veían que me venía bien la distancia. Me dejaron desplegar las alas para que intentase encontrar mi propio camino.

En uno de mis breves retornos al hogar conocí a alguien. No sé si me gustó desde el principio o simplemente llamó mi atención. Es de otro país, de diferente cultura y distinta mentalidad, no sé los cómos ni los porqués, pero decidimos juntarnos. Ahora, mientras la noche aún lo inunda todo y yo estoy escribiendo en silencio, ella duerme en la alcoba abrazada a nuestro hijo.

Así es como abandoné mi afición por los trenes y el deseo de adentrarme demasiado en ningún mar. Me he asentado, soy feliz cuando ellos sonríen y el aire consigue entrar mejor en mis pulmones. 

He hallado al fin la paz.

Escrito el 08/12/2020

MIRÁNDONOS DE FRENTE

Nos observamos. Nuestros caminos son diferentes, el mío trae consigo alegría, y al suyo le envuelve un velo de llanto…..Su paso es errático, desconfía hasta de su propia sombra, y titubea y se sonroja si me ve… mas las dos vamos siempre de la mano, porque aunque opuestas somos una, una prolongación eterna con un pacto firmado.

 

Ella vigila mis pasos, pendiente de cualquier desliz, y me termina arrebatando lo que yo he amado. Al doblar la esquina allí la encuentro, inmensa, amenazante, encaminándose hacia el ocaso….. nos observamos, y me dice: Se acabó, de nuevo no lo has logrado.

 

Nos miramos a los ojos, ella desafiante y altiva, yo dubitativa y vencida… y me alejo imaginándome un mundo en el que no esté ella…

 

Mi nombre no es otro que Vida, y a mi prolongación y eterna compañera la llamo Muerte.

 

(Este escrito es el resultado de otro que escribió una excepcional mujer llamada Cova, amiga sincera y para mí un ejemplo como persona, GRACIAS)

 

 Escrito el 30/01/2017

MI EXTRAVAGANTE LECTORA.

Únicamente ella, que es una soñadora despierta que pasea por las inmediaciones de la Puerta de Alcalá, es la mujer que encandila mis sentidos, y trastorna mi mente, pues apenas puedo comer o dormir, porque ella aunque no esté, está en mí presente.

La veo a menudo con un libro, y yo, que en ocasiones finjo tener un traje de valiente, la pregunto de quién es, si la está gustando el argumento, y ella sonríe mientras levanta hacia mí sus ojos rasgados, y a continuación lo abre por la última página, para fijarse así única y exclusivamente en sus líneas finales.

Yo la observo sorprendido, y me pregunto cómo es posible que exista algo tan bello, de pronto siento sed, pues ya sé que estoy atrapado, ahora sé que la amo.

Entonces es cuando ella me dice «termina bien», para a continuación añadir «habrá que comenzarlo», y ante mi perplejidad de hombre un poco estúpido ella se ríe, al mismo tiempo que yo no anhelo otra cosa que besar sus labios, que rozar su pecho, y arrebatar su alma.

Descubrí que es poco cuidadosa con lo que para mí es un bien tan preciado, que destroza las tapas y arruga la mayoría de las hojas, y que bastante a menudo se queda dormida cuando lee, pero a su vez también descubrí que para mí esa imperfección es perfecta, y mantengo la esperanza de que algún día unas cuantas letras mías impresas puedan acariciar su mirada.

Últimamente si escribo es por ella, así como si respiro, si pienso, si leo….todo lo envuelve ella.

Hoy la vi en el metro con un nuevo libro, el anterior creo que no lo leyó, cuando de repente me mira, risueña me lo enseña, y yo con un suspiro de resignación me siento a su lado.

Comprendo que en la lejanía de mi pecho, en el desapego que siento hacia este mundo, tan solo deseo ser su amor, y en el futuro el autor de esa novela que pudieran maltratar sus manos.

(A mi extravagante lectora Marisa)

Escrito el 17/10/2015.

LAS MAESTRAS

Me sorprendo absorto, cavilando a través del pasillo largo y estrecho en que se ha convertido mi mente, sin rumbo fijo al lado de la vereda de un río de lágrimas que se evaporan al contemplarte, y me pregunto: ¿qué mundo es este?, ¿cuál su naturaleza?, ¿en dónde se encuentra su justicia, su bondad, su sangre?…y mi cuerpo se encuentra aquí con ellas, al refugio de estas cuatro paredes de color beige, sentado frente a una cama entre cuyas sábanas permanece tumbada una mujer que se esta marchitando, y tú, mi amor, estás de pie a su lado, acariciando esa frente perlada de unas gotas de sudor frío, un sudor de amargura que tú barres con tus manos, sacando así de aquellos labios una sonrisa, esa que es la que se ve en su boca, la que aparece al instante en la mía…y aunque estoy aquí con las dos me siento muy lejos…..quizá en otro lugar, quizá con mi madre, al amparo de un cruel fuego que me arde por dentro, que me paraliza al sentir miedo ….o tal vez estoy con mi padre, en una ridícula sala de espera, aguardando a que alguien abra una puerta, suelte un suspiro y nos abrace….. muralla de consistencia recia que no entiende de pasado ni de presente, que mira hacia el futuro con recelo, pendiente de esta ensoñación que no deseo volver a encontrarme, pues es una pesadilla etiquetada para el cajón del olvido, algo que no quiero que cubra mi sueño.

De este modo, distraído en la indeterminación de mi alma, escucho a través de tu voz unas palabras difusas, un estruendo que suena como a hueco, que se aclara por momentos, y que golpea este oído que quiere más que nunca escucharte. De repente un mensaje, algo que nunca leyeron mis ojos, un «no pienses» que se repite, que me inunda de calma, tranquilizando así mis sentidos, como si fuera esa magia que todos ansían, y compruebo con cierto asombro la alegría, la ausencia de preocupación dentro del envoltorio de las terribles circunstancias en las que se encuentra envuelta Moreta….

Descubro que tú, mi estrella y mi cielo, tú eres la persona que provocas nuestra felicidad y nuestra fuerza.

Te observo mientras me acerco, plena de ese esplendor que solo desprenden las personas que saben cómo sobrevivir dignamente, mientras, alrededor ahora todo huele a sufrimiento y a muerte, pero nada de ello importa, porque tú me enseñaste a ser valiente.

Sin darte realmente cuenta eres mi maestra, y Moreta es el ejemplo de la solemnidad, y yo torpemente, paso a paso, me aproximo, comprendiendo al fin que en determinados momentos no es necesario pensar….volviéndose tan solo imperativo, sentir, acompañar y amar….

(Dedicado a mi amor y su tía Moreta en unos momentos difíciles, porque las aprecio, las respeto y admiro….pero sobre todo porque la amo).

Escrito el 03/09/2015.

EL PÉTALO

Hoy contemplé como se desprendía un pétalo de una rosa, y no pude por menos que pensar en ti, en tu sonrisa, en esos cientos de besos de acogida, en tus palabras con voz emocionada, los abrazos, con tu pecho ahora sí desnudo, y le debilidad de ese cuerpo que poco a poco se consume, que clama que no puede arrastrarte mucho más por este mundo, un mundo que fue tuyo, y que después brindaste a los que de tu cuerpo vienen, que me concediste a mí, yo que soy tan solo uno de tus muchos nietos, una de aquellas personas que te quieren.

Entendiste que tu existencia era darte a ese Dios en el que depositas tu fe, formar una familia, y seguro que en ocasiones te mostraste con una mano y un carácter demasiado firme, dura como un yunque de acero, sé que como hacemos todos tú también cometiste tus errores, así como que nunca lo hiciste a sabiendas, pues para qué juzgar o juzgarnos, si nadie está exento de un pasado y su lastre, si llevamos cada persona en el espíritu nuestra propia y particular historia.

Ahora que tu alma se halla en cueros, sin la fuerza y la insensatez de la juventud, en este instante que te vemos tal cual eres, una mujer que teme como lo hace la mayoría a la soledad, la que produce la vejez cuando mucha de tu gente se va, y se muestra frágil ante el cariño, siendo una anciana que sé que ama y a la vez es amada, con una mente que lentamente olvida, y un pecho que ya no podría acoger ningún sentimiento de maldad aunque lo deseara…. ahora es el momento de realizar este texto, pues hoy cumples noventa y seis agostos, y es un día soleado y feliz, porque te encuentras aquí, porque estás junto a nosotros.

Qué más decir de ella, sino que concibió y crió a ocho hijos, ya que nueve no fueron porque uno fue al cielo recién empezado el camino. Qué comentar, sino que espero verla dentro de muy poco, vetusta orquídea que es ella de este manantial de escritos.

Y ahora sí, para finalizar algo que jamás lo hará, pretendo decirle a esa mujer con dedo de porra…. gracias por tu lucha, por tu vida, por tu historia…. sin ti yo no estaría aquí, tu pariste a mi madre, la ayudaste bien lo sabes a sobrevivir, y con ello creaste algo maravilloso, la creaste a ella, me creaste a mi…. la enseñaste todo aquello que tú sabías, para que ella a su vez también me educara a mí.

Por ello, gracias por lo que en parte soy, y por esta sangre tuya que fluye por mis venas….

Hoy vi un pétalo caer, miré hacia el calendario, y no pude por menos que pensar en ti.

(Dedicado a mi abuela María del Sagrario Calderón Muñoz en su cumpleaños).

Escrito el 27/08/2015.

EN TU LEJANÍA.

Te marchaste de improviso, sin quererlo, en aquel odiado amanecer, desapareciste como el rocío de las flores, como esa brisa cálida que confunde mi desolación con su añoranza al no poder sentirte en mi piel….. y es que no pudimos decirnos apenas ese adiós que los dos sabemos que es un hasta luego, un aquí te esperaré, mas no te preocupes que ambos entendemos esto mi cielo.

Después de aquella noche plena de cariño y de pasión, de cena para dos sin velas, de amor compartido en su mayor expresión, te vi con una sonrisa en los labios, en el preciso momento en el que el metro de Madrid parecía estar completamente vacío, y así supe entre tanto gentío que no existía, que no me importaba, que tú a mi lado eras feliz.

Reconozco que tu risa le da vida a mi pecho, sin ti casi todo en mí estaría muerto, por ello no temas mi dulce amor, porque la distancia que nos ha brindado esta tierra, la sabremos enmendar con nuestro entendimiento y esa confianza mutua que hemos aprendido a tenernos.

Ten en cuenta que nuestras almas caminan juntas, aún pasean por aquel alba que para nosotros dos no ha terminado, puedo notar ahora tus dedos enlazados con los míos, el tacto de tu mano, y a mis oídos llega una hermosa balada…..¿Puedes oírla? ¿Puedes escuchar la música que brota de mi corazón mientras vibra?, se siente así de alegre al recibir de ti un mensaje, al evocar el calor de tu cuerpo, al ver en un marco que tiene en su memoria tu sonrisa, pues te tengo como siempre desde que te conocí en todo momento presente.

No temas mi dulce amor, que yo estoy aquí. Nostálgico y triste sí, pero esperanzado en un futuro que sé que es real, en uno de nuevo a tu lado, y a pesar de que la espera a menudo es muy dura, debes saber que mi amor por ti carece de toda duda.

¿Te puedo contar un secreto?, soñé esta noche contigo, sentí que me abrazabas, ya ves que nunca te olvido.

Vendrán tiempos mejores, instantes para contemplar otra vez tu sonrisa, conoceremos bellos lugares, descubriremos la fortaleza de nuestros sentimientos, y todo ello lo haremos juntos. Porque ni el viento de un huracán, ni ese maldito reloj que de tu ausencia me avisa, podrá destruir lo que ambos deseamos, que es nuestra eternidad unida.

Te espero, y lo haré por siempre, y si no volvieras por algún despiadado motivo me convertiría en melancolía y leyenda, todos verían una roca de mármol cerca de esa estación que te debe traer de vuelta a Madrid, y dirían no sin pena que esa roca representa la locura de un hombre, un joven que esperó con anhelo a su amor, y que al no hallarla allí permaneció sin moverse, siendo de esta manera como con el transcurso de los años se quedó petrificado, esperando aún a su querer ausente.

Y sin más, únicamente puedo decirte que te quiero, que te amo, y que aquí estoy y aquí estaré, por favor, muestra una sonrisa como yo lo intento en tu rostro, que aunque por dentro estemos tristes, no debemos nunca demostrarlo.

Pronto saldrá un sol que vuelva a juntar nuestros dos corazones que tienen un solo latir, y tú y yo danzaremos al son de nuestra bella y feliz vida, ten confianza en mis palabras, pues sé que nada ni nadie jamás nos podrá desunir.

(Para Marisa Belarmino en su ausencia)

Escrito el 04/06/2015.

LA COMIDA.

En la bandeja hay unas migas con su tocino y su chorizo, no están mal me digo a mi mismo, pero ni mucho menos poseen el sabor que les lograba imprimir mi abuela en aquellas felices mañanas de la niñez.

Son sorprendentes los caprichos de cada memoria, hechos que para algunos pasarían como insignificantes, a otros se les incrustan como una rémora que les acompaña durante toda su vida.

Es de este modo como recuerdo a aquella anciana, como algo agarrado a mi piel, con su puchero a fuego lento, removiendo el pan que ella había desmenuzado en esas noches en las cuales mi abuelo, recto y sereno, le leía el periódico al calor de la estufa. Ya que a esa persona seria y mayor le encantaba leer, era su máxima pasión, y se fue con la ilusión de que su nieto algún día escribiera un gran relato, un cuento que sorprendiera a todos, para así poder ver mi nombre y su apellido remarcados en una cubierta, y a ser posible qué esta fuera de color marrón e impresa con letras doradas, del mismo modo que la colección en tres tomos de Conan Doyle que él guardaba con tanto celo, tres perlas hechas libro que cuando él partió fueron para mí.

Al lado de este primer plato hay una ensalada mixta, quizá debería haber pedido otra cosa dadas las circunstancias, pero mi añoranza y la costumbre me pudo, pues no hubo un solo día de convivencia en la que mis padres no me la pusieran de acompañamiento. Ahora puedo verles como en un sueño a los dos trajinando en la cocina, y en mi paladar retengo un sabor entre dulce y amargo de su último adiós.

Mas ahora mis abuelos, mis padres y la vida, todo ello se desvanece, y lo que más lamento es el llegar a comprender su impotencia, su más que segura frustración, el poder sentir su llanto, su rabia, pues no han conseguido salvar a su hijo.

Un cura entra en mi celda, me queda poco para saber qué es la muerte, unos escasos minutos para mi ejecución.

Escrito el 13/05/2015.

CUMPLÍ LOS TREINTA Y SEIS.

En este hermoso amanecer, entre cuyo rocío me descubrí ganándole un año más a la vida, ahora que mi vaso se encuentra más lleno que medio vacío, porque te hallo aquí a mi lado, pues haces que no interrumpa mis sueños con su frígida impertinencia la señorita soledad.

En esta mañana de pastel horneado y de metro, sobre cuyos raíles me parece que vuelo, con tu cabeza apoyada en mi hombro, mientras de nuevo el odio se ausenta de este cuerpo que estalla de júbilo, ya que observa su reflejo en el cristal de enfrente, viendo un rostro envejecido, menos joven que anteayer, sin dudarlo más satisfecho y curtido, cuyas arrugas ostentan la experiencia acumulada, la honestidad adquirida, la sensatez aprendida, la sabiduría del que entiende que aún le queda mucho por conocer, demasiado todavía por vivir y cosas maravillosas que experimentar.

Y es que arrastro treinta y seis años a mis espaldas, de los cuales no me arrepiento de ninguno, a pesar de los errores cometidos, incluyendo todos y cada uno de mis sufrimientos y lamentos. Ya no me perturban los pasillos de hospital recorridos, los debates en mi mente sobre si debía morir o vivir, los jamás valdrás para nada, las palmaditas que con rabia y silencio sabía que eran falsas.

En el tiempo transcurrido hay amigos que se fueron, algunos porque se tenían que marchar sin más, a otros grandes los encontré de improviso, a los de la infancia los mantengo en mi memoria, y algunos con sorpresa retornaron. Pero lo que tengo por seguro, es que mis brazos y mi pecho estarán siempre abiertos para aquellos a los que en algún momento en el pasado aprecié o he querido.

La familia nunca se olvida, brindo por ellos con alegría, únicamente me entristecen aquellos que reposan en sus tumbas, no por su paz merecida, sino porque en este instante no puedo abrazar su carnal envoltura. Que sí su alma, pues sé y siento que está presente a pesar de no poder verla con mi terrenal y humana mirada.

También debo decir que mi orgullo no es el haber aprendido a valerme, no es el de poco a poco haber encontrado mi sitio, no es el de haberme hecho un hombre, ni siquiera los altos logros conseguidos. De lo único que me siento orgulloso es de tener los padres que tengo, del placer de ver como crece Alejandra unida al increíble cariño de su padre, que es mi hermano, y de mi hermana y su musical arte, que es como decir que lo estoy de los que son los más míos, los que estuvieron en los duros momentos más cercanos.

Mas no me puedo olvidar delante de este sol y su brillo, de todas aquellas personas que me han ayudado, y de mis dos únicas y bellas amantes, una de ellas se llama escritura, la otra provoca mi pasión y el auténtico amor, ese que alcanzo solo junto a ti, mi al fin encontrada y adorada Marisa.

Escrito el 20/02/2015.

HOLA HIJO ENTRA.

A esta hora mira hacia el mar desde un balcón de Alicante, atrás dejó su Madrid, esa existencia un tanto bohemia, el profundo descreimiento en un mundo honesto, su añorado Cuatro Caminos, lo que era su gente, y aquella insana soledad que le otorgaba fantasía a sus sueños.

En la vitrina del pasado, mujeres y sus perfumes, libros, bares y fiestas, tantas historias….. y en su niñez de Alcaudete una cruz que marcó su vida, que salvando las distancias hizo lo propio con la mía.

Todavía, en algunas noches malditas puede sentir cómo los perros del desconsuelo se abalanzan sobre él, le muerden su espíritu, le arrastran hacia su más que digna vejez. Su consuelo es una ventana entreabierta, aquel agradable sabor a tabaco de liar, el traqueteo de la vieja Olivetti, y aquella solicitud educada de su padre a la secretaria Angelita para tener una conferencia con Talavera. Pero más que eso es la evocación de esa mirada que se levantaba ante su presencia, la voz que decía ‘’hola hijo entra’’, la silla vacía que él ocupaba, y aquél olor inconfundible a lápiz y goma de borrar, a papeles y tinta, a pana gruesa y honestidad, a enseñanzas que con el tiempo aún regresan.

En esa percha puede ver aún la boina y el gabán, puede sentir aquellos ojos puestos en él, y sobre todo ahí está esa ventana entreabierta entre los dos, es una parte de su alma, algo que entre ellos es como un secreto, algo que a pesar de la ausencia jamás se cerró.

Contemplando en esta tarde este mar que está tan alejado de aquel momento, nota que en el corazón tiene un jirón que jamás se curará de perpetua gratitud, lo que le configura a él mismo, el desgarro de un adiós paterno que siente y sabe que es un hasta luego, y una invitación eterna al amor….. y todo ello con tan sólo rememorar tres palabras: ‘’Hola hijo entra’’.

(Me parecía que merece la pena contar un esbozo de este ser de alma y mente privilegiada que es mi tío, que pienso que como nos pasa a algunos jamás se adaptó a este mundo, por el que siento un gran aprecio y orgullo, a pesar de que en muchas cosas somos opuestos. Perdona a este contador de historias que relata como verdadero lo que quizá no es del todo así, pero que quiere creerlo)

 

ESCRITO EL 08/12/2014.

MOMENTOS DE CIERTA RABIA Y ALIVIO

Ella recorría los vagones de aquel Metro con su andar patizambo, su obesidad la arrastraba no sin un gran y penoso esfuerzo, la ropa la llevaba sucia, raída y con un olor semejante al que seguro tiene el sulfuro hirviendo en el infierno.

Su piel era de color negro, su rostro ni feo ni muy bello, su mirada la tenía perdida, y la voz que salía de sus labios pedía únicamente alimento o dinero.

Pronunciaba palabras prohibidas, nombres tabú en cualquier pensamiento, el de una enfermedad poco conocida, que es atrayente sólo en la pantalla del cine, siendo sin embargo después en la cruda realidad marginada, para muchos merecedora del mayor de los desprecios, y para otros de una compasión poco efectiva y demasiado idealizada.

Yo conozco muy bien aquellos procesos, los episodios y la oscuridad de su abismo, por eso la puedo llegar a entender, porque en parte yo también llevo el mal que muestra ella por dentro.

Reconocí esa mirada, la que observa sin ver auténticamente, y la saliva que caía por la comisura de aquellos inseguros labios.

Entonces me dominó aquella sensación a muerte, la que se siente en ocasiones dentro de esta vida, en la que el último adiós se descubre a veces como tu única salvación o victoria, y saboreé en mis carnes aquel indeseado rechazo, el de la mayoría de aquellos necios pasajeros, que rehuían su presencia, que sin darse cuenta le clavaban un puñal en la espalda, despedazando ese corazón enfermo, al igual que hacían lo propio con la sensibilidad que posee el mío. Por esto ruego si existe Dios, aún siendo consciente de mi osadía, que venga aquí abajo y me explique el porqué de aquella injusticia.

Pasó a mi lado y noté cómo la rabia y la vergüenza se apoderaban de mí. Vergüenza porque no supe qué decirle, rabia hacia mi mismo por no hallar el modo de explicarle que siempre existe alguna temporada de descanso de aquella pesadilla, que es posible mejorar, también que es peor que la gente conozca de ella esa palabra, pues nadie la quiere escuchar a su vera, queriéndote mantener fuera de lo que es su ciega existencia.

Mas mi boca calló, mi cuerpo se esfumó de aquél tren con alivio, mis pasos resonaron por otros pasillos, aunque mi alma permaneció en aquél melancólico vagón, pues su respiración y el latir de su pecho eran también en parte los míos.

Ella sé y comprendo que no era ni es un despojo, tampoco alguien no válido para una sociedad que de por sí no tiene ningún sentido, sólo necesita como tantos otros una mano que se le tienda amiga, una ilusión que le de impulso, lo que hoy no supe y a lo mejor hice bien en no proporcionarle.

Ya que todos alguna vez necesitamos cierta ayuda, la necesaria en cada momento, no la que únicamente está condicionada por la empatía o por la caridad, y lo que sé y vi es que ella era y es ante todo un ser digno de respeto, alguien que únicamente precisa que le arreglen las alas, para así poder por sí misma ser libre de aquella carga que ostenta, e intentar iniciar después con tesón y valentía el camino que la guíe hacia su propia felicidad.

Escrito el 17/10/2014.

INSTANTES PARA LA MEMORIA PERSONAL.

Una brisa cálida, la semioscuridad interrumpida por el brillo creciente de las farolas, que se encienden, que iluminan nuestro paso.

Mis padres a mi lado, celebrando el hito alcanzado, el de este hijo que ahora ven sano, pues yo con su ayuda eliminé la melancolía de antaño.

Tristeza lejana, dolor sin importancia, sentimientos honestos de amor y respeto.

Los tres paseando, ellos cogidos de su mano, rodeados de este esplendor y su belleza, la que fuera para el disfrute de reyes, la de un Aranjuez que fue en los tiempos en los que ostentaba mi cólera tan odiado.

Sonrisa en el rostro, alegría en mi pecho, comida en un plato, cierta nostalgia con sabor a éxito, puesto que no por desear dejarlas atrás, se pierden las horas transcurridas en el recuerdo.

Iglesia de San Antonio, en frente tuyo mi sentimiento aquella noche era pleno, la felicidad me brotaba por los poros, ese es el día en que les quise más a ellos.

Hoy brindo por atesorar estos hermosos instantes, por olvidar teniendo presente mi lamento, y por todos aquellos horrendos años, los que me configuran, los que me han hecho esta persona que vive su momento.

Ya que el desprecio que hacia mí mismo tenía, se convirtió en un tremendo amor propio, transformé mi alma que era negra y vacía, en una flor de color que refulge en mi interior como si fuera una estrella.

Escrito el 27/09/2014.

DESDE HACE TREINTA Y SEIS AÑOS

Hace tiempo pudieron vislumbrar un resplandor tus ciegos ojos, abrías al mundo la risa y el llanto, mientras tanto, una brisa de agosto daba la bienvenida a tu moreno rostro, a su candente luz, a su inocente y plena belleza.

 

En los árboles de tu aldea trinaban en sus ramas los ángeles, puesto que todos los pájaros se habían congregado para contemplar lo que es y era la más hermosa de las esencias, hadas protectoras cuidaban tus sueños, esos que intuían un futuro que está en el presente sucediendo.

 

La vida que es la más sabia, deseaba que tú, una criatura tan sencilla y perfecta, conociese lo que es seguro la auténtica alegría, el sentir de otro hacia ti el verdadero amor, algo que elimina la soledad de cualquier corazón. Fue por este motivo, que mi pecho aún no nato cobrase forma, la que Dios quiso darle para quererte, para cuidar de tu frágil a la vez que fuerte persona.

 

Así, tus suspiros de antaño, la esperanza de un hombre y su aprecio a tu lado, en nuestro Madrid se vieron cumplidos. Esto sé que estaba escrito en el destino, en un firmamento que ahora es tan sólo tuyo y mío.

 

La noche pasada pretendía contarte un secreto, pero mis labios cobardes callaron, me veía perdido sin ti, a pesar de que en la oscuridad te podía sentir. Éste es que sé que es eterna mi pasión por tus besos, que ante esa voz melodiosa que se eleva hacia el cielo, el cuerpo que posees, siempre terso y excitable, el que guía mis pasos clamando deseo, y esa mente que atesoras, libre de prejuicio y limpia de todo rastro de crueldad, estoy postrado humildemente, y pido con devoción el merecerte, el ser a cada instante mejor, para que de este modo no descubras ni te defraude mi absoluta y mediocre ruindad.

 

Y es que hoy hace treinta y seis años que tu sentimiento es un don, el Señor quiso traerte desde muy lejos hasta mi, y para ti sé y comprendo que me creó. Un necio e inútil soy y seré hasta mi tumba, si lo que Él me brindó no lo sé cuidar y proteger como es debido, ya que nuestro amor es para lo que yo nací, sin él ni respiro ni se mantiene mi pálpito vivo.

 

Escrito el 17/08/2014.

IMAGINANDOME SUEÑOS EN LA LEJANÍA

Sabia que era un sueño.

Verme con mi cámara al hombro, embarcarme hacia nuevos y misteriosos mundos, escuchar al fin el rugir de mi anhelo dentro de un avión, aquel que me guiará hacia donde con la vista alcanzar no puedo.

Elevarme por encima de las densas nubes, exhalar al amanecer el olor de otro rocío, sentir mi propia alegría, comprobar que un ser humano puede tocar la felicidad con una pizca de valentía.

Grabar a un Chaman y su canto en mi memoria, conocer, descubrir, dormir entre juncos al raso antes de ascender una montaña, pensar que estoy lejos de los míos, de mi adorada Claudia, rememorar mi barrio, la brisa cálida que recorre sus casas.

Levantarme y caminar a través de selvas y plantaciones, ver niños de ojos rasgados danzar, brincar como gorriones, cenar delante de un fuego en compañía, charlar con ella del futuro y de nuestros pasados amores.

Ver lo que es la barbarie humana convertida en minas, flores de la muerte que estallan y sesgan vidas. Parajes de ensueño vislumbran mis ojos, en ellos las aguas puras de cristal cercenan la tierra a su paso.

Serpientes venenosas me acechan, hallo la simpatía de una elefanta amiga, en mi brazo extiende un halcón sus alas, hace que la libertad de su vuelo se apodere de mi alma.

Cascadas que mojan el cuerpo, que purifican el dolor y el cansancio, de alguien que seguirá siendo el mismo, pero que a partir de ahora será un hombre distinto.

Sin embargo sabia que todo aquello era un  hermoso sueño, algo real que por suerte yo estaba viviendo.

(Para mi primo José).

Escrito el 14/08/2014.

CAYA.

Caya miraba por la ventana al sol que nace, otro día, tal y como hizo ayer, sin saber si en el incierto futuro lo volverá a hacer.

La vida le había violado la inocencia, ya no creerá a ciegas en nadie, podrán llamarla suspicaz los ignorantes, pero nunca se les ocurrirá decirle cobarde.

Ha aprendido que debe mentir, que tiene que mostrar con falsedad una sonrisa, también que el dinero es necesario para su necesidad de libertad, si no se convierte en tu cárcel, si él no te posee.

La experiencia le enseñó que las buenas palabras no importan, que la voluntad humana depende de cada propio interés, que se proclama justicia comportándose frecuentemente con injusticia, y que cualquier hecho será interpretado siempre desde dos opuestos puntos de vista.

A Caya se le salta una lágrima, los valores que le enseñaron de niña no sirven, la honestidad raramente existe porque cada cual tiene un precio, pues todos venden su alma por una ficticia felicidad.

Ya no hay héroes, decía la canción, ella recoge su mochila, como cada mañana encamina sus pasos a la estación.

Nihilista convencida y disidente de este mundo, su cuerpo y sus formas podrán ser esclavas de las convenciones, pero su mente volará por tierras que ni los burócratas ni los necios conciben.

Escrito el 17/07/2014.

A VECES.

En ocasiones tengo la sensación de vivir como en un sueño, y pienso que estoy durmiendo sin tu calor entre sábanas frías, que tu compañía es únicamente una mera ilusión, algo que en su delirio y su deseo mi mente creó.

El horror y la belleza de este mundo que no es mío me pertenecen, anidan como miles de destellos en mi forma de sentir y de ver, tú eres todo lo puro que pudiera habitar en ello, ese auténtico amor que siempre esperé.

El olor ideal es el que exhala tu piel al sentir el contacto de mi cuerpo, eres como el ácido sabor de una fresa salvaje, esa que al amanecer te traigo de aquel lejano bosque, ese en el que habitan mis monstruos, mis brujas y esas dulces hadas, las mismas que en tu ausencia mitigaron tiempo atrás la soledad de mi alma.

Y es que tengo la sensación de vivir como en un sueño, en el que estás tú, en el que no soy yo, en el que me amas sin miramientos.

En él noto como anhelas mis labios, como te estremeces al acariciar mi cuerpo, y temo que el contacto de una inocente mano mientras te duermo, evapore esta incierta esperanza en la que contigo me encuentro.

Porque no quiero despertar a otra vida para ver la realidad si tan sólo en la mentira y la ilusión te hallo.

Me entrego por completo a Morfeo porque tu sueño es mi felicidad, eres la única fuerza que me hace emprender un vuelo en el que deseo que juntos descubramos nuestros mutuos sentimientos en libertad.

Ya que tu eres esa Diosa a la que adoraré y amaré hasta la eternidad.

Escrito el 29/06/2014.

EN ESTOS MARAVILLOSOS DÍAS.

En esos amaneceres plenos de esperanza, en los que como un ciego enamorado voy a Madrid, estando aún cuando regreso a mi hogar presente tu cuerpo, con su canto y tus caricias que como un latir indeleble se aposenta en mi rostro.

En las tardes de paseo en las cuales me coges de la mano. Tú, que eres mi amada de pelo largo, tú, que siempre fuiste mi amor de cabellos canos. Las dos me enseñáis lo que es algo bello, lo que es realmente una mujer y ese profundo sentir que fue desde mi niñez un deseo, ese que en mi pecho noto hoy sin saber muy bien el porqué, y que es para este ser un totalmente inusual, extraño y maravilloso sentimiento.

En esas noches de soledad en la cama, en ellos añoro el ardor de tu boca, y también el hermoso regazo que meza con dulzura los temidos sueños, los que me sobrevienen si a vosotras al lado no os tengo. Ya que por ti, salvaje pasión, por ti, bondad maternal, por vuestro aliento y comprensión, me convierto en el más valiente guerrero.

Pues al contemplaros juntas con mis propios ojos, una amplia sonrisa nace de la comisura de mis labios, porque para mi sois la luz y mi guía, esa que no permite que me abandone a mi suerte, que me hace esforzarme día tras día, para que sea mejor en su tránsito mi alma y mi vida.

A ti, que te deseo, y a las dos, que con honestidad os adoro, porque una me tuvo creciendo en su vientre, y la otra constantemente habita en mi corazón y mi pensamiento.

Por eso estos días de ensueño, mi gratitud por esta existencia os debo.

A ti, porque te amo, y a ti, porque te quiero.

(Para Mª del Sagrario y Marisa)

Escrito el 18/05/2014.

EL ESCRITOR INCESANTE

Nos encontrábamos sentados a la mesa cuando de repente levantó la mirada del plato, sus ojos desprendían un intenso brillo, como un nuevo fuego que en él era algo extraño.

Entonces subió las escaleras deprisa, dando trompicones a cada paso, no pronunció ninguna palabra, y se encerró solitario en su despacho.

Su única compañía en ese momento eran algunas hojas en blanco.

Aquella noche no pude dormir, estuve dando vueltas en mi cama, pues de su cuarto veía salir un hilo de luz, y algunas veces se le oía exclamar una expresión de alegría, aunque en otras se le oía gruñir con enfado.

Al nacimiento de otro nuevo sol  le subí el desayuno, pero no me quiso abrir la puerta, desde entonces decidí dejarle el almuerzo delante de la cruel habitación, la misma que se convertiría en su silencio y su prisión, en la huida de su talento y de todo pasado lamento.

De esta forma las Musas le mantuvieron durante cinco días sin apenas pegar bocado, así transcurrieron las mismas oscuras noches, en las que estuvo escribiendo sin tregua.

En el último me aventuré a cruzar el umbral de su guarida, de aquel sepulcro que se creó a sí mismo improvisando, la luz de una lámpara iluminaba su rostro, se hallaba tranquilamente sentado, tumbado sobre su escritorio, y comprendí que de esta manera al fin descansaba su cuerpo del delirio, mas descubrí con cierta tristeza, que su reposo sería al fin eterno, puesto que ni su corazón ni su olfato contenían ningún ritmo o cadencia.

Bajo la inerte mano, esa que aun empuñaba férreamente su pluma, fresca aún la tinta, había un manuscrito, folios de la leyenda que le consiguió arrebatar la vida.

Sin embargo, una mueca en los fríos labios reflejaba su alegría en la partida, dijo adiós con su mejor obra, se marchó por la puerta más grande, pues se largó de este mundo haciendo lo que él más amaba y quería.

Escrito el 02/05/2014.

CONOCIENDO A ALGUIEN EXTRAÑO.

Te veo caminar solitario y atento, a veces pareces pensativo, otras malhumorado, en ocasiones sonríes y me dejas desconcertado, puesto que no consigo discernir qué piensas, siendo ello un compendio de ideas que con suma complejidad se mezclan.

En tu corazón suele hallarse un sentimiento y su opuesto, un deseo intenso de escribir y al mismo tiempo de permanecer quieto. Quieres amar a esa mujer con la que te topaste de improvisto, y con anhelo la esperas, muerto de deseo por abrazarla, por sentir sus caricias, buscando ser su feliz cautivo mientras tu sangre corra por tus venas.

Sabes que en tu existencia se encuentra la tristeza y la pena, la alegría y la esperanza, y en esto la tuya es igual a todas las vidas, aun siendo tú tan diferente al resto de las demás personas.

Ayer mismo vi que ibas con un amigo, estabas montado en su coche, oyendo con él melódicas canciones, ambos recorríais la noche y su bruma, dejando la senda de vuestras preocupaciones aparcada en cualquier orilla, intentando escapar juntos del aire de la melancolía.

Sin embargo, al pasar al alba por tu barrio, te sorprendí dialogando con tu amada, mandando mensajes al lejano puerto en dónde se encuentra ella, la que es para ti la única y verdadera.

Ahora te observo sin más en tu despacho, escribiendo estas últimas líneas, sin darte casi cuanta de ello vas conociendo a alguien extraño, y poco a poco descubres al fin lo que es tu valía, y un sentimiento profundo de amor propio.

 

Escrito el 01/05/2014.

NO ESPERES

Se despertó de súbito y allí se encontraba, en la soledad de su cuarto. Una tenue luz atravesaba las rendijas de una persiana casi cerrada al completo, y se sentía extraño, era él mismo pero le faltaba algo.

No tenía ni hambre ni sed, salió de su habitación y bajó las escaleras del hogar en donde habitaba, pues ahora descansa en otro más angosto, mucho más lóbrego y oscuro.

Le dieron ganas de salir al mundo y declararse al viento libre, de correr como un loco anunciándolo por calles y avenidas, de pararse a contemplar nidos en los árboles de cualquier parque.

Así lo hizo, sintiéndose en ese instante otra persona, diferente a la que había sido en su pasado, y comprobó así lo que quizá era ser feliz.

De pronto, al torcer una esquina, a lo lejos vio cómo un tumulto de gente se congregaba, sirenas resonaban a lo lejos, y él haciéndose paso llegó al lugar en el que halló un cruel descubrimiento.

Su cuerpo se encontraba tendido, sin respiración y casi sin pálpito, alguien intentaba reanimarlo, pero allí se quedó inerte tumbado en el frío y gris asfalto.

Comprendió entonces que aquel vacío que sintió al despertar era el de su propia carne, y en alma en pena se ha convertido, ahora se le puede observar por las noches de luna llena caminar por su ciudad triste y errante, pues se dio cuenta cuando llegó su fin del total y absurdo desperdicio que había sido su vida, tratando de demostrar a los demás lo que únicamente él se tenía que demostrar a si mismo, encarcelado en una sociedad con prejuicios que convirtió en propios, no siendo libre jamás, y de este modo no pudiendo amar fuera de sí a cualquier otro.

No esperes a que sea demasiado tarde, susurra él por las aceras con la brisa, vive y deja vivir, jamás odies, y nunca tengas por nada ninguna prisa.

 

Escrito el 17/04/2014.

 

EL MISIONERO.

El calor marca de perlas de sudor mi cara, el a veces cruel sol y su siempre alegre luz entran en aquella estancia por la ventana, el hospital que hace tiempo fue improvisado permanece imperturbable ante la muerte, el médico, mi compañero y amigo, ladea la cabeza, yo agarro la mano de aquel que pronto dejará de ser un enfermo, y con mi máximo respeto le otorgo la extremaunción.

Fuera, en la calle, juegan unos niños con un balón de trapo, corren y saltan felices, ajenos a las preocupaciones que atraen consigo las dudas en las creencias, los cotidianos y propios sinsabores que atraviesa toda vida adulta.

Me lavo las manos en silencio, tapo el cuerpo inerte con una manta, pongo la mano en el hombro de mi amigo, que no puede reprimir una lágrima por el nuevo ser que se ha ido.

Salgo a respirar, observo que entre un grupo de adolescentes se encuentra  ella, la que tiene de mi un cariño especial, sin atisbo de ninguna pasión física, ya que hacia ella sólo siento un amor espiritual, quizá porque me recuerda a la pequeña Alejandra y su sonrisa, la hija de un hermano que un día eligió su camino, del que yo me tuve que alejar al elegir lo que es el mío.

Hui de lo que consideraba barbarie,  de lo que contenía para mi un ritmo y ruido inaguantable.

Ahora camino por sendas de tierra, y me baño desnudo en el río, comprendo que al descubrir al otro descubro mi persona, y caigo cada día en la cuenta de mi absoluta insignificancia, hallando de esta manera lo que es mi eterna grandeza.

Escrito el 10/04/2014.

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MOMENTOS DE CALOSTRO DE HURÓN.

En un año lleno de viajes y sacrificios, de las tristezas que trae con su brisa la vida, de una felicidad que a veces ante las circunstancias fue reprimida, hallo reposo en un cuarto que se encuentra rodeado de ratones y espejos.

Este local es el de una asociación sin prejuicios, y lo que realmente nos muestra es como todo se puede observar con una diferente luz, con una distinta mirada.

Allí intento improvisar historias, gags surrealistas cuya máxima finalidad es provocar la sonrisa, esa alegría del aún improbable espectador, aquella risa que será compartida entre su boca y nuestro corazón.

Y es que en este sitio encontré un remanso de paz, algo que ayuda a escapar a mi alma de su a menudo tediosa cotidianidad.

Me topé en Valdemoro con la mejor de las gentes, amistades que crecen con el transcurrir del tiempo, juntos fuimos a ver una función de otros alumnos en un teatro madrileño, en cuyo escenario en breve nosotros nos sorprenderemos.

Vimos humor y nervios, mucho talento adquirido, pues las enseñanzas de nuestro profesor Alberto, se reflejan en unas escenas que contienen incertidumbre y misterio.

Nunca sabremos que ocurrirá cuando levanten el telón, ni podremos recordar con absoluta nitidez lo que allí aconteció, siendo estos momentos inmensamente felices, pues son estos instantes plenos porque están llenos de calostro de hurón.

Con estas personas no he aprendido únicamente lo que pretendían enseñarme, mucha más sabiduría se halla gracias a ellos en mi mente, de que otro mundo es posible, de que hay gente que afronta la vida que nos ha tocado vivir realmente con unos ojos más abiertos, con otra más limpia y libre mirada, con un sentimiento valiente, que completamente auténtico y sincero se mantiene.

Escrito el 07/04/2014.

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A UN JOVEN SOÑADOR.

A pesar de que todo aquello que salga de mi boca hoy sea horrendo, aunque la mentira se hace evidente y mi experiencia así lo confirma, y a pesar de que descansa en paz toda hipócrita mente, debes comprender tú, joven inocente, que entre tanta falsedad algo bello se deberá encontrar.

Muchos de los que consideraste como amigos, algún día te darás cuenta lo poco que se merecían este nombre. Caerás en la cuenta de que te hallas sólo con tu soledad,  que tanto a los elevados elogios como a las peores de las críticas no hay que hacerles mucho caso, y de que aunque con sinceridad desearías cambiar este mundo, lo que atesoras en tu interior es la misma escoria que la que atesoran los demás.

Constante lucha de lobos, así es la vida que el hombre a su alrededor ha creado, pudiendo ante ella tomar tres actitudes:

La primera sería la de huir, escapar de la crueldad de la sociedad, ya sea recluyendote en una sutil locura, o buscando una dulce muerte hasta conseguirla encontrar.

La segunda es únicamente soñar, creerte buena persona, confiar en que un precio para venderte nunca tendrá otro hombre, pensando ilusamente que nuestra naturaleza a la bondad en un futuro próximo tenderá y que es correcto lo que únicamente es maldad.

La tercera y la última es la que elegí,  siendo ésta la lucha constante, jamás contra el mundo, nunca contra Dios, tampoco cotra esta ruin sociedad, sino bregando día tras día conmigo mismo por convertirme en un ser honesto, uno que no necesite mentir para pronunciar lo que es su verdad.

Y es que personalmente, descubrí que en mi trayecto me importan tres cosas, esos momentos de felicidad en los que nos encontramos juntos, el notar y cuidar un sentimiento eterno que sea el de amarte, y la propia y contigo compartida libertad.

Escrito el 02/04/2014,

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MI SINCERA GRATITUD HACIA TI.

Aunque en el trayecto hubo momentos de tormenta, zozobra y espesa bruma. En los que con dolor viviste, buscando con ansia una muerte que aunque merodeó su puerta jamás a tu alma señaló.

A ti te agradezco que te mantuvieses ante este mundo y ante la torpe sociedad así como te mostraste de íntegro, valiente y luchador.

Tú, que te quisiste en el pasado bien poco, que perdiste a gente que consideraste tu amiga, sufriendo al descubrir la falsedad de sus gestos, la despreciable mentira que se apoderaba de sus amables y gratuitas palabras.

Tú, el cual comprobaste en carne propia su rechazo, los prejuicios que te brindaban sin haberte llegado a conocer, que continuaste con paciencia esperando algo que nunca llega, algo que nunca por ignorancia te van a conceder.

A ti que prefieres mostrarte y que te odien por lo que eres en lugar de que te amen por lo que no.

A ti y a tu corazón roto y vagabundo, ese que no se cansa de amar y de cuyo latido es siempre desterrado lo que se habría merecido odiar a perpetuidad.

A ti que empiezo a tenerte un gran aprecio.

A tu persona que es la mía con un alma compartida, a ti tan sólo puedo decirte gracias.

Porque jamás te vendiste y conseguiste dejar atrás todas tus ya lejanas tristezas, porque en este instante eres libre a pesar de que otros intenten ponerte cadenas.

Y es que ahora la felicidad al fin en lo que eres y haces encuentras.

Escrito el 01/04/2014.

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LA CIMA DEL ADIÓS.

Ahí a lo lejos se le puede ver a ese anciano subiendo la cuesta, como carga lleva su pesada maleta, esa que antaño fue la más preciada. Sin embargo, hoy la observa con cierta tristeza, pues en su mente tomó una difícil pero a la vez necesaria decisión.

Los altos cipreses dan sombra al camino, apuntan con sus lanzas a un cielo que amenaza con romper a llover, en el rostro del viejo hay una lágrima, ya que por fin se encuentra en la cima del monte del adiós.

La tumba que allí se halla espera que suelte de sus manos aquello que le sobra, lo que ha atesorado durante tanto tiempo, y arroja a ella su carga, expulsando así de él la culpa, sus prejuicios, su vanidad, todo aquello que aprendió del pasado, que descubrió que era inútil, unos valores caducados, en su mayoría falsos, ya que en el transcurrir de su existencia se fijó en cómo sus propios maestros, los que predicaban sus virtudes, tampoco creían en ellos.

Mientras tanto cae aquella maleta por el abismo del olvido, y ese anciano que soy yo mismo, nota como rejuvenece, siendo en este momento mi cuerpo más liviano, mi alma más libre, sintiéndome preparado para amar y sufrir, para gritar de placer y sentir la inmensidad del dolor, en definitiva, para comenzar realmente a vivir.

Las nubes en este instante se van, y nace en el horizonte un sol que brilla de forma diferente, en el regreso me espera mi barca, a la que ahora la guían nuevos remos, ayudando el mar con una desconocida corriente, que hace que a mi paso el agua se tiña con el bello color de la esperanza.

No obstante, recuerdo con nostalgia el pasado, evoco la inutilidad de aquello que con disciplina me enseñaron y que yo tan concienzudamente aprendí, dejándolo desde este momento apartado, reprimido al buscar mi disidente porvenir.

Escrito el 27/03/2014.

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ESTE FIN DE SEMANA.

En dos días me di cuenta verdaderamente de que la vida consta de instantes, unos son plenos de alegría, y otros son los más tristes. Lo que importa es no perder jamás la esperanza de encontrar la felicidad, de conseguir un mundo mejor para uno mismo, debiendo disfrutar de cada uno de los momentos transcurridos con los  seres queridos como si realmente fuesen los últimos.

En este pasado fin de semana fui el hombre más feliz, ya que un sentimiento se halla comenzando entre los abrazos y besos de una bella mujer, ella encarna el significado de la pureza y la sencillez, siendo éste el acontecimiento que tanto anhelaba mi solitario y dolorido pecho, que suspiraba por un espejismo que poco a poco se va convirtiendo en realidad.

Pero mientras me encontraba tocando con mis dedos la luna, teniendo aún fresco el recuerdo de su sonrisa, y en mi paladar todavía el sabor dulce de sus labios, recibí la noticia más amarga, cuya voz golpeó con fortísima violencia mi corazón, que se quedó aturdido y melancólico, hospedándose desde entonces la preocupación en su interior.

Y es que ahora que un nuevo amor está merodeando mi puerta, con miedo y con cautela, entregándose despacio, haciendo que cada minuto juntos ese sentimiento crezca y se fortalezca, otro, el de mi madre, el que eterno se siente, corre el indeseado riesgo de la ausencia.

Mas no pierdo la confianza en la sanación de su enfermo cuerpo, buscaremos para ello la mejor posibilidad, rogaremos a nuestro Dios, pediremos auxilio a los misericordiosos y alados Ángeles, y a ese abuelo que se fue, ese padre que tanto la quería, disfrutando con ella de cada momento, deseosos de que se prolongue el tiempo a su lado, de que no pierda la batalla que de nuevo tiene que emprender.

Y es que me di cuenta que esta vida consta de instantes, unos son plenos de alegría, y otros son los más tristes. Lo que importa es no perder nunca la esperanza de encontrar la felicidad, de conseguir un mundo mejor para uno mismo , debiendo disfrutar de cada uno de los momentos transcurridos con los seres queridos, como si realmente fuesen los últimos.

Escrito el 17/03/2014.

NOCHES DE ROCK AND ROLL

En este día señalado por la tragedia, en el que un pueblo siente añoranza y pena, presentándose un Madrid melancólico, que oculta rostros tristes tras unas persianas hoy cerradas, por las ausencias que dejó el ayer, se oye afinar una guitarra, y un artista rasga la piel de un cielo nublado, que lentamente oscurece, pues llega la noche.

Dos amigos, los mejores que allí se encuentran, en la concurrida plaza de Tirso de Molina, charlan sobre el amor, recuerdan las mujeres que se quedaron atras, y de las que si la pasión quiere vendrán.

Su tiempo transcurre en calma, entre la brisa de sus voces y el sentimiento libre de sus corazones, guiados en un momento dado por una canción,  cuyas notas les transporta a un teatro de cortinas rojas y de sabor a escena.

Como en un sueño les deleita la Contrabanda con su maestría, y Rulo otra vez más otorgó su voz a la eternidad, haciendo de esta noche algo inolvidable, pues logré escapar de mi lamento en un par de horas, cambiando mi vida con aquella música, cuyo compás permanecerá en mi pecho, pensando que alcanzar la belleza y la alegría es posible, puesto que Jorge y yo escuchamos hoy algo bello, lleno de arte y talento, y personalmente pude tocar junto a él la ansiada felicidad con mis dedos.

Escrito el 11/03/2014.

NOCHE DE BLUES.

Esta noche no fue como las demás, en ella mis ojos pudieron apreciar algo bello, una mujer dulce, con un hablar tierno, en pocas palabras me contó una infinita historia, que no sé descifrar, reconociendo que como jamás en mi vida sentí miedo, quizá al comprender que ante mi se hallaba alguien realmente especial.

Sus silencios profundos me ahogaban por dentro, no podía ser yo mismo, no sabía como reaccionar ante tanto presentido talento, pues me enseñó una obra en la que mis ojos vieron la muerte, mas descubrí al rato que el difunto era yo.

Sepultado queda el pasado, permaneciendo mi cuerpo y mi mente en este presente, que anhela saber más de ella, para así intentar llegar a comprender algún día el lenguaje de esa mirada, que de tanto que dice, no la logro entender.

Recordando, ahora sonrío con sarcasmo, pues me expresó que se sentía idiota, y me he dado cuenta de lo estúpido que fui, puesto que sin saber el porqué, ella nubló la lucidez de mi pensamiento, no sabiendo cómo reaccionar, no sabiendo qué decir, para no parecerle lo que soy, un humilde escribiente que tiene como un proyecto en el tiempo hacer un gran texto.

En ella vislumbre todo el arte, y la eterna belleza, que yo entre mis manos jamás hallaré, y aún no logro entender, como encontré a tan brillante persona, en esta noche serena, en la que me recorrió el cuerpo un escalofrío de temor, al pensar que quizá no volveré a verla.

Y es que esta noche nunca será como las demás, pues la conocí a ella.

08/03/2014.

TE DOY LA RAZÓN.

Salgo a dar un paseo porque no me concentro, pienso en tus palabras, y siente cierto alivio mi pecho.

Los jardines hoy tienen un tono oscuro, los gorriones no emiten ningún canto, los árboles se muestran desnudos, y un crío corre detrás de unas palomas, las cuales emprenden raudas el vuelo. Mientras, el padre y la madre le contemplan, agarrados de la mano, observan con cariño aquello que han creado.

Mi cabeza en este momento parece confusa, mi pensamiento se ha extraviado por los montes de Toledo, en los que tu tienes tu hogar, y gracias a un trabajo tu sustento. Te recuerdo, y pienso en tus palabras, volviendo a sentir cierto alivio mi pecho.

Salgo de aquel lugar de reyes y dirijo mis pasos hacia un lugar mundano, en mi trayecto me topo con un vagabundo, tiene un traje sucio que está hecho harapos. No me mira, no me pide limosna, me pregunto si será tan desafortunada su vida, cuando me entran ganas de plasmar su historia, pues deseo escribirlas todas, con su plena crudeza, con sus alegrías y con sus penas, pero siempre intentando que sea con belleza.

Llego al bar y pido un café, evoco sin querer aquel relato que te gustó, y me vienen a la mente mis temas manidos de dolor y lamento, y también tu completa hermosura, reflejada en tu fiel persona, esa que a veces es dura conmigo, y otras se comporta como una dulce dama.

Me siento en una mesa, y sobre un papel relato esta historia, que a modo de carta, te agradece la sinceridad en tus palabras.

Porque tu, Cova, haces que sienta un agradable alivio en mi pecho, llenando mi corazón de un también por ti sincero afecto.

(DEDICADO A MI AMIGA COVA)

ESCRITO EL 10/02/2014.

VUELVE A OCURRIR.

Me levanté confuso, con el desconcierto que se apodera de mi cada mañana de no saber muy bien dónde estoy. Aquel era mi cuarto, ligeramente iluminado por los primeros rayos de sol que han aparecido en el alba.

Bajo las escaleras de mi hogar pensando en las tareas que debo realizar a lo largo del día, en la cocina se encuentran mis padres que están preparándose para irse a pasar este sábado de febrero con mi abuela.

Todo se halla en un estado de normalidad, pacífico y estable, pero justo al momento de su partida, antes de salir por la puerta, mi madre se giró y le asestó un zarpazo a mi sentimiento, debido todo ello a un comentario, unas palabras que llenaron de inquietud mi alma.

‘’Me ha salido otra herida en el pecho, y en breve tendrán que hacerme unas pruebas’’, esto es lo que tornó gris un día soleado, en zozobra lo que parecía paz.

Intenté estudiar, pero mi intento fue en vano, después tomé la determinación de escribir, pero con escaso éxito, tirando lo que fueron unas líneas en un papel a la basura, sin embargo persistí, a pesar de que las ideas no venían a mi mente, lo que sí acudió a ella fue un profundo sueño.

Me despierto y ya ha anochecido, mi rostro se encuentra apoyado en el escritorio de la mesa que hay en mi despacho, mi cuerpo sentado, inclinado hacia delante, y en mi mano permanece mi pluma cuya tinta ha podido descansar durante toda esta tarde.

Salgo de este cuarto al oír lejano un lamento, y oigo detrás de una puerta cerrada sin querer del todo, una conversación entre mi madre y su hermano.

Camino hacia mi habitación después de haber escuchado lo suficiente para que me sobrevenga el recuerdo de tanta lucha, y la memoria de mi perro al exhalar su último suspiro, allí, en mis brazos, dándole un beso de despedida. Fuera puedo ver la calle vacía, con la triste luz de una farola iluminándola, en ella un gato transita tranquilo, es un vagabundo solitario.

Mi madre me ha mentido –me dije-, ya le han hecho las pruebas, y me sorprendo llorando en silencio, pues en este momento se halla mi esperanza muriendo en mi desgarrado pecho.

Escrito el 09/02/2014.

(NARRACIÓN EN PRIMERA PERSONA PARA EL CURSO DE ESTILO)

 

EJERCICIO DE REDACCIÓN 2º

2- Transformar el comienzo de la narración Mi primer empleo en una escena con diálogos.

Esta mañana, en mi clase de Teoría General de Sociología, me tocaba explicar el pensamiento de Weber, entonces miré a mis alumnos y dije:

–       Sabéis, no es preciso pertenecer al protestantismo para adoptar su ética.

Sus mentes parecían más en las próximas vacaciones que en mis palabras, no obstante continué.

–       Mírenme a mi por ejemplo –dije-, mi padre es de origen judío y mi madre católica, y en mi hogar la palabra vacaciones nos produce sarpullido, es algo tabú.

Algunos de aquellos estudiantes melenudos y con barba empezaron a mostrar un chispazo de interés, y con ímpetu exclamé:

–       ¡ Acumular, trabajar, luchar, dar lo mejor de mi! Ese es mi único lema, ¿por qué? ¡Por amor al trabajo, por el afán de acumular!.

Ante tal exaltación repentina de su profesor, pareciéndose ahora mi clase más a una obra de teatro cuyo único actor soy yo, pero habiendo conseguido mi objetivo de llamar la atención de mis acólitos, les cuento para hacérselo comprender mejor, la historia de mi primer empleo.

Escrito el 05/02/2014.

(Diálogo inspirado en el principio del relato de Mi primer Empleo de David Lodge)

Ejercicio para el curso de estilo.

 

EJERCICIO DE REDACCIÓN 1º

1-Transformar los diálogos de Maxim y su esposa, que es la narradora de la historia, en una escena o relato sin diálogos, o sólo con un mínimo diálogo.

¨Rebeca ha ganado¨ dijo Maxim mirándola fijamente a los ojos y sujetando con fuerza las manos de ella bajo las suyas.

El pecho de ella latía a un ritmo acelerado y variable, sus manos parecían de hielo al contacto con las de él.

Una sombra de fatalismo había oscurecido su matrimonio. Él había evitado ofrecerle su cariño ante el temor de lo que irremediablemente había acabado sucediendo.  Entonces fue cuando a él le vino a la memoria el rostro de su antigua esposa, antes de exhalar su último suspiro, recordó aquella mirada de sarcasmo y falsedad, sabiéndose victoriosa antes de su muerte.

Recobrando un poco la compostura, Maxim le intentó explicar que ella no podía amar a una persona que era diferente a como ella creía.

Fue ese el momento en el que en un impulso de valentía le contó que el cadáver que habían encontrado en el camarote no era de un acompañante de Rebeca, que no lo podría comprender, y ella se puso de rodillas y le dijo que le amaba, y que quería ayudarle, pero que necesitaba que lo compartieran todo, porque deseaba vivir con él para siempre.

En ese instante él, con mirada pétrea y una expresión gélida en la cara, espetó que el cadáver encontrado era el de su antigua mujer, pues el cuerpo que descansaba en el panteón era el de otra, porque a Rebeca la asesinó de un disparo en la casa que se encontraba en frente de la playa.

Entonces bajó su mirada a ella, y con lágrimas le preguntó si ella podría posar sus ojos ahora en los de él y volverle a decir que le amaba, sintiendo una culpabilidad que hacía de su existencia un auténtico infierno.

Realmente Rebeca había ganado.

Escrito el 05/02/2014.

 (Relato inspirado en el final de la novela Rebeca de Daphne du Maurier)

Escrito para el curso de Estilo.

SI NO FUERAMOS NOSOTROS.

Llegaste de tus dunas del Sur a mi caótico Madrid, aquí levemente  te llegué a conocer, pues aunque quise apenas lo hice, e inexorablemente el tiempo ya me lo impide.

Pasaste por mi locura y mi vida como un suspiro pasa por lo que pudo haber sido, si no fueramos nosotros, y si una chispa de amor se hubiera convertido en una llama de pasión y dulzura.

Ya jamás volveré a ver tu sonrisa, rara vez escucharé el gracioso acento que tiene tu boca, cuyos labios besarán los labios de otro, que nunca seré yo, puesto que tu no tendrías que ser tu, tendrías que ser otra.

Me enseñaste muy poco, pero gracias a ti aprendí mucho. Conocí que puedo volver a aposentar por una mujer un bello y sincero sentimiento, después de todas mis aventuras desastrosas, pues ahora que de esta ciudad te marchas, puedes saber lo que no sé si para ti sería un secreto, si es que consiguió engañarte mi alma.

Espero que disfrutes del latido de tu corazón, allá donde te guíe tu senda, el mío se queda más solo que nunca en Madrid, siguiendo su rumbo de sacrificio y de tristeza. Me queda al menos la melancolía de tu recuerdo, y de lo que nunca llegó a ser, pues deberíamos ser otros distintos, porque ni tu ni yo nos quisimos quizá querer.

(A Raquel Vique, en su despedida).

Escrito el 31/01/2014.

EL VIAJE A PARÍS.

Nos subimos al tren que conduce a París. Ella, mi ahora único amor en ausencia de aquel otro al cual ame, que sin embargo lo continúa impregnando todo con el sabor melancólico de lo que ya no está, y yo.

Los rieles nos conducen a través de la noche, y la luna es testigo de nuestro mutuo cariño, con su mano acariciando suavemente la mía, y su cabeza apoyándose en mi brazo hasta que poco a poco se aproxima Morfeo para ayudarme a acunarla con el vaivén del tren.

Noto cómo mi pecho late de forma diferente a como lo hacía antaño, cuando la otra, que era la viva imagen de ésta, caminaba a mi lado. Amores distintos, el sentido por ti, que en este momento intentas recoger con tu débil cuerpo la maleta, y el que sentía por aquella que se fue hacia otro destino, del que no retornará a mis anhelantes brazos.

En la estación, ya al amanecer, llamamos a un taxi. Te observo, pareces llena de emoción, lo confirmo al ver tu cuerpo temblar cuando pasamos al lado del Sena que fluye llevándose cierta pesadumbre de mi alma, y cuando vislumbramos en la lejanía la Torre Eiffel, te veo como a esa alegría que me insta a seguir con vida.

Le digo al conductor que se dirija directamente a Montmartre, porque sé que es tu ilusión después de que yo te rememorase aquella historia tantas veces, de hecho, ese fue el motivo de que me insistieras en venir aquí, a pesar de que aquel bello recuerdo hoy me deja amargo el paladar y triste el sentimiento.

Ya allí, vas corriendo de un lado para otro, contemplando las obras de arte y a sus artistas, a los cuales sonríes, devolviéndote ellos la sonrisa y alguna caricia.

Entonces me miras con ojos vivaces, y tu felicidad comprendo que es la mía, al igual que por fin entiendo porqué mi hija me trajo hasta aquí, pues la ausencia de su madre se estaba convirtiendo en la mía.

En ese instante la abrazo, recorriendo lágrimas mi rostro, y de su boca sale tan sólo un ligero y emocionado, gracias por volver.

Escrito el 22/01/2014.

A ESA BELLA FLOR.

No me digas que no buscas amor, al pretender que te besen otros labios. No intentes así evitarme el dolor, pues no me queda ni paciencia ni humor, para aguantar más burdas mentiras, mientras esperas compartir con otros tu sudor.

Te ruego que desde un principio me trates de forma cruel, que no contestes nunca a mis amables mensajes, y que tu frígido latir sea hacia otro amante infiel.

Pero si esperas de mi habla un «te quiero», dímelo directamente a la cara, brindándome así un sentimiento que me conmueva, al parecerme verdadero. Y si sólo deseas mi cuerpo, no me digas que buscas amistad, susurra a mi oído que acostarte conmigo es tu deseo, así seguramente lo conseguirás por aposentar esa sinceridad.

Puesto que me encuentro de gente falsa cansado, que dice siempre «cuánto te quiero» sin medir nunca sus palabras. Tan sólo anhelo pasear con alguien consecuente a mi lado.

Y vivir sin temor a esa mentira, que se escapa de tantos labios, que llena mi mente de ira. Rechazo así medias tintas, pidiendo un respeto a mi pluma, que no pretende por ti en vano gastar su tinta.

No deseo más muñecas de risas traviesas, que juegan un rato contigo si están aburridas, para al final expresarte injustamente, que ya no les interesas.

Únicamente quiero a esa bella flor, que a mis caricias y atenciones corresponda, porque para esa hasta ahora ilusoria mujer, será por completo mi alma.

Y si poseo por mi circunstancia una maldición, prefiero la soledad de mi corazón austero, que una esperanza futura e irreal de pasión.

Ya que todo lo relatado de un honesto sentimiento lo deseo. Le daré mi corazón a esa bella flor, que muestre aquello que quiero.

Escrito el 19/01/2014.

LOS CAMINOS DE MI TIERRA.

De mi tierra sale radiante y sereno el sol por los olivares. Camina lánguido por sus montes y se hospeda en los mismos lugares que el más cuerdo entre todos los locos, que se llamó el Quijote. Sus sendas expulsan un olor a mazapán y queso. La aridez de su manto contrasta con lo frondoso de su alacena, y a veces las noches con una brisa de calor pronuncian su nombre.

Un ser alado es su estandarte, una bestia imperial que surca los cielos por encima del hombre. Y mientras me observaba altiva yo paseaba por la vereda del Tajo, dando torpes pasos entre los juncos que apuntan como lanzas el azul celeste.

Ese fue mi primer encuentro con el barro en el que se ensucia mi vida. Mas por el afluente denominado el Henares, llegué hasta un panal acogedor de abejas y miel, que me dejó un bello dulzor en la boca, el que obtuve en una apasionante niñez. Bajo sus álamos me acurruqué en paz y pleno de alegría, y sin más qué decir, allí me eduqué.

Retorné siguiendo mis propias huellas antaño marcadas hasta el gran río, aquel que naufraga en otro hermoso país que es Portugal, entreteniéndome con la dama melancolía en una ribera, degustando con ella fresas amargas y espárragos con un toque agrio, que de tanto masticarlos se convirtieron en un manjar falsamente sabroso. Deseando sin embargo tras este transcurrir del perezoso tiempo, regresar de nuevo a las aguas del Henares, para así poder continuar el rumbo hacia mi destino.

Pero me detendré antes de llegar de nuevo a aquella tierra de la Alcarria, porque mi sabio abuelo me aconsejó que donde se ha sido feliz no se ha de volver, y de este modo mi pretensión es aposentar mis huesos y mi alma en la arena castiza. Madrid es el lugar al que eternamente con el corazón henchido de orgullo retornaré.

(Escrito como ejercicio del curso de estilo).

Escrito el 05/01/2014.

UN SUSPIRO, UNA VIDA.

Me despertó un estrépito como de avalancha, me sustrajo de tu mundo y el mío, en el que nos estaba uniendo con sus brazos Morfeo.

De súbito, vi cómo a mi lado un bello rostro chocaba contra el asiento delantero, y a algunas gotas de pavor saltando de él por el asfixiante aire, cuyo sabor se volvió agrio. A mi me había contenido en mi sitio el cinturón que me salvó en aquel instante la vida, que no obstante se tornaría en una cruenta agonía.

Miré a un lado y su opuesto, sólo gritos y sollozos, mi corazón latía raudo de emoción, queriendo a martillazos salir de su desbocado pecho.

No sabía si aquel vehículo era parte de un sueño o si yo estaba despierto. Se balanceaba como si fuera una cuna, la que movía la mano de una madre, la mía, la que mi pecho amaba y se hallaba dulce entre aquél caos, la que desde hace años sentía ausente. Mientras tanto, únicamente se oía una nana de desesperanza y de tormenta.

De repente, caí con mis compañeros de ruta hacia el vacío, llegando a las puertas de un abismo de frío líquido. Vaivén de corriente, gente que se había empotrado contra el techo y vuelto a descender a sus asientos, con bastantes huesos rotos, algunos ya realizando el viaje del destino humano, el que todos emprendemos, el que comprendí que para mí se encontraba cercano.

Río que entra en este ataúd improvisado. Tumba de historias desconocidas, anónimas, que saldrán a la luz de su oscuridad al amanecer siguiente, en no pocos noticiarios y papeles.

Y mi existencia se escapaba volando en imágenes por mi mente, apareciendo de nuevo tú junto a un Morfeo con guadaña, que me abre sonriente sus brazos, como siempre victorioso. Atrapándome de este modo en un suspiro la eternidad de la muerte.

(Escrito como ejercicio del curso de Estilo)

Escrito el 05/01/2014.

EN ESTE MOMENTO.

No me ruegues que te hable de amor, porque yo de dicho sentimiento no entiendo,
jamás lo comprendí, ni tampoco lo quiero.
Lo escucho a menudo pronunciar, viendo en él tan sólo intereses,
siendo mi único deseo en esta noche, que tu a mi te entregues.

Pues la mañana llegará más pronto que tarde,
y quizá ninguno de los dos sabrá si hay segunda parte,
del pasado oscurecer lleno de caricias y de afecto,
escuchando nuestras confidencias y mutuos jadeos.

No me digas por favor que me amas,
porque de ese sentimiento no entiende mi alma.

Tampoco me hables de Dios, porque en Él mi corazón dejó de creer,
ni de una bondad en la vida, que estos cansados ojos no ven.
No me pidas una bella criatura que juegue por nuestro jardín,
ni anheles una promesa mía que no tenga fin.

Mas levantemos día a día entre ambos algo auténtico y verdadero,
sin expresar un «te quiero» que no sea sincero.
Construyamos un nido en el que pasar buenos momentos,
completos de cariño y con plenitud de deseo.

Y si en un amanecer cruel tenemos que despedirnos,
aunque con cierta amargura nunca perderé los estribos,
porque del sentimiento de amor yo no entiendo,
sólo que me siento feliz contigo en este momento.

Escrito el 22/12/2013.

ALGO DESPRECIABLE

Era una mañana algo plomiza pero alegre, una gran noticia era la protagonista, iba a producirse un nuevo nacimiento en la familia, por lo que las nubes parecían disiparse.

Caminaba por una avenida cercana a la Plaza de Castilla, por una de las zonas de más categoría de la ciudad de Madrid. Iba ensimismado como siempre en mis pensamientos, cuando a unos diez metros de donde me encontraba, veo a un hombre con traje elegante ponerse sollozando de rodillas, al lado de él se encontraba otro que parecía sonreír. Al postrado se le oía decir en voz alta, que eran socios, que cómo podía haberle hecho esto.

Gente que pasaba por allí observaba esta imagen grotesca, al igual que yo, que al pasar justo por su lado, le oigo espetar al que estaba de pie, que únicamente eran negocios.

En ese momento me giré, y me quedé mirando a un hombre destrozado, llorando de rodillas en medio de aquella acera fría y gris, mientras el otro se alejaba, dándonos a ambos la espalda.

Me quedé petrificado, pensé si debía levantar a aquel ser humano, pero mis músculos no se movieron, y al conseguir hacerlo lo hicieron en el sentido contrario. Alejándome yo también de aquel lugar, y de aquella figura traicionada, que se quedará grabada, como otra experiencia despreciable en mi memoria.

Fue entonces cuando corroboré que el hombre es un lobo para el hombre, perdiendo en ese momento toda la esperanza en la existencia de bondad, sólo viendo en el mundo intereses, sólo viendo en él suciedad.

Entonces, al llegar a mi casa, veo una fotografía en la que aparece sonriente mi sobrina Alejandra, y se escapan de mi mente todos aquellos pensamientos negativos, puesto que consigo ver en su mirada algo bello y puro.

Por ello, en la oscuridad de esta noche, pido a algún ente divino, que ella encuentre en sus ojos otra vida, y que con felicidad disfrute siempre del presente, que no vea a la sociedad como la ve mi mirada, que sólo puede distinguir en ella hipocresía y dolor permanentemente.

Escrito la noche del 13/12/2013.

PRIMEROS RECUERDOS.

En la lejanía recorro una calle de Navalmoral de la Mata, allí se erige un edificio con un parque enfrente, en dónde saltan las ranas, y puedo vislumbrar la imagen de mi ausente abuelo corriendo detrás mío al escaparme.

Hay además momentos de completa libertad, al volar raudo entre campos de amapolas, poseyendo unas piernas recias, y un pecho que por aquel entonces tenía un latir desbocado.

También puedo encontrar sentimientos de amor, abrazado con fuerza a mi madre, siendo el juguete preferido de mis dos hermanos, y quizá (quisiera creerlo) el orgullo secreto de mi padre.

Se halla entre ellos, el nombre de un amigo perdido. Pedrito se llama alguien grabado en mi memoria, que sin embargo, y a pesar de ello, carece por completo de rostro y de alma.

Mas recordar a partir de ahí no quiero, porque seguro que vienen a mi mente tristes momentos. Además, todo ya ha muerto, de aquellos primeros tiempos, que sin desearlo vienen a mi mente, en este día que se torna a instantes oscuro, y en el que con melancolía me siento.

Escrito el 13/12/2013.

MI FAMILIA.

Mis padres se conocieron en el vetusto bar de Ludeña, les presentaron en un momento en que se apagaron todas las luces, mas una chispa se había encendido en sus ojos, y allí comenzaron un mismo paseo felices.

Ella le contó que no poseía dinero, que su salud a menudo menguaba, él le prometió amor eterno, y ayudarla a formar un hogar para poder con cariño cuidarla.

Se casaron y tuvieron tres hijos, otro desgraciadamente se quedó en su inicio. Los dos mayores eligieron el camino de la música, y su cosecha tuvo distinto éxito, el pequeño es el que escribe estas letras, pues su desafortunado rumbo no le impide crear con cierta belleza.

Sabéis ambos de todas las calamidades que acontecieron en nuestra familia, la que ahora está criando en su seno a otra alegre criatura, cuyo nombre es Alejandra, ella ha conseguido que recobremos la concordia en nuestras almas.

Como todas, la nuestra tampoco es perfecta, en constante desacuerdo nos mostramos, los enfados no escasean, pero cuando nos hemos necesitado ahí hemos estado, velando padres por hijos, hijos por padres, puesto que con respeto y amor siempre nos hemos tratado.

Os digo con sentimiento sincero, que no os cambiaría por nada en el mundo, a pesar de sentirme como un vagabundo, y de aposentar en mi pecho bastante sufrimiento.

Porque todos mitigáis mi pena, no sabéis cuanto os debo, pues gracias a vosotros no me siento tan sólo, siendo mi única alegría en la vida ver en vuestros rostros una felicidad plena.

Aunque a veces parezco ausente, os pido que disculpéis a mi humilde persona, que está llena de sincero afecto, pidiéndoos que contéis en vuestro corazón siempre con su memoria.

En ningún día os olvido, puesto que jamás se olvidan a las personas amadas.

Escrito el 11/12/2013.

VIRGINIA

A mi como a ti me pesa la vida.

Observo al alba correr el agua por el río que cruza mi pueblo, y no puedo evitar pensar en ti.

En tu obra dejaste retazos de tu dolor, de lo que pudo ser, y yo reconozco, no sin cierta tristeza, que en la mía nunca se hallará tanta belleza como en tus Olas, que dejaron en mi pecho una espuma indeleble, que mis personajes jamás serán como esa dama, la señora Dalloway, que campa a sus anchas por mi memoria.

Siento tristeza porque mi existencia se la llevará el olvido, a diferencia de la tuya, que permanecerá perenne.

Hoy paseo por unos jardines ajenos, me acaricia un sol que no calienta mis huesos, veo golondrinas danzar entre los árboles, y siento nostalgia por una felicidad que se escapó de mi alma para siempre.

Porque todo en mi ahora es sufrimiento, sentarme en una silla y ver pasar las horas, unas horas que se hacen interminables, bajo un cielo que mi culpabilidad no perdona.

Cuatro paredes son las que encierran mis libros, son las que ocultan mis escritos. Cuatro paredes son el aposento de mi personaje, que es un autor que intenta juntar palabras con cierto arte, sin poder conseguirlo la mayoría de las veces.

Mas en ocasiones como hoy, salgo a respirar al aire libre, y camino hacia la ribera al son de unas campanas, y al sonido de la nueva mañana, quiero encontrar el valor para unirme a tu fantasma.

Y es que a mi como a ti me pesa la vida, y a veces deseo que un caudal me guíe hacia el mar, para juntar tu destino y el mío eternamente, para poder hallar al fin en otro mundo la paz.

Escrito el 10/12/2013.

LA ESENCIA.

Esperaba la aparición de mi mejor amigo en los tiempos de la niñez. No estaba nervioso, tampoco excesivamente ilusionado, sólo tenía el sentimiento de querer verle. Era como la continuación de algo que habíamos dejado en suspenso, pero nunca olvidado, aunque se hallase lejano en la distancia.

Entonces apareció con su querubín en brazos, le reconocí al instante, todo había cambiado en él, pero todo seguía siendo igual que antes, su expresión facial, su forma de andar y de hablar, sus sonrisas, era todo como yo lo recordaba.

Eramos idénticos a aquellos chavales que jugaban en aquel patio de colegio Marista en tierras de la Alcarria, lo único que nos diferenciaba de ellos era cierta madurez en el rostro, y nuestros cuerpos algo más envejecidos. Pero pude descubrir en él la mirada soñadora, la alegría por la vida, y esa brillante inteligencia que yo por entonces también atesoraba.

Nos inculcaron los mismos valores, cosa que en nuestro reencuentro pude comprobar, volviendo así a creer en gente bondadosa, en personas sin ocultos misterios. Viéndome a mi en ese momento alejándome de la mediocridad en la que me había sumido, por mis propios miedos y prejuicios. Recuperando de este modo la mirada soñadora, la alegría por la vida, y deseando seguir manteniendo aquella brillante inteligencia, la que era admiración de algunos de mis maestros de antaño.

Al recordar hoy mi infancia contigo, he visto claro lo que fui en el pasado, lo que soy en el presente, y hacia donde me encaminan mis pasos para el futuro. Aposentando los mismos valores, los que nos enseñaron para que aprendiéramos a ser libres, quitando de mis alas ahora el polvo, y de nuevo emprendiendo el vuelo hacia algo más humano. Un mundo que no tenga ni odio ni rencor, tan solo sentimientos de amor verdadero,  hacia personas con las que compartir algún agradable momento, como el que hoy he vivido contigo, mi primer y aún fiel amigo.

Escrito el 06/12/2013.

NIKO.

Lleno de nervios y con tu rabo moviéndose al acercarme a la puerta, con tu cabeza en mi hombro al dormir sin miedo tan plácidamente, zarandeando tu correa en lucha con mi brazo al sacarte, dejando tu pato de goma en mi mano para que de nuevo te lo lance. Pidiéndome con tu pata que nunca deje de acariciarte, así me hubiera gustado Nikomedes verte siempre, y así te veré siempre en mi memoria, por lo menos hasta que a mi alma, cruelmente le alcance su muerte.

La tuya ya está cercana, un veterinario en su intento por sanarte nos dio la mala noticia, la de que aquello no llevaba un buen rumbo, y sedado te traen sin enterarte hacia mis caricias. Y es que con lágrimas y dolor en el pecho, espera mi regazo tu cuerpo anhelante, para poder verte otra vez vivo, antes de que dormido yazcas en tu cama eternamente.

En este año mi madre se salvó del infortunio, y tu ahora parece que te marchas, las alegrías y las tristezas van y vienen, y hoy la felicidad se aleja por la ventana.

Me pregunto por qué demonios os llamarán animales, a los que como tú sólo supisteis dar cariño, habiendo sido siempre al amo leales, y habiendo ayudado tanto a nuestros corazones perdidos.

En este momento en soledad me quedo abstraído, al coger tu collar entre mis temblorosas manos. Palpando tu ausencia que no tu olvido, pues en mi melancólica mente te recordaré siempre como a mi mejor amigo.

03/12/2013.

El perro que me enseñó lo que es ser feliz pidiendo muy poco
El perro que me enseñó lo que es la felicidad pidiendo muy poco

EL REENCUENTRO.

Hoy no conseguía levantarme, unas sábanas como de plomo me atenazaban el cuerpo. Me encontraba abúlico y lleno de desesperanza, era otro día marrón, anunciaba la cantante por las ondas.

Fue entonces cuando sonó el teléfono, y pensé si cogerle o dejarle protestar hasta que su lamento terminase, pero conseguí hallar la fuerza y entereza necesaria, llevándome así en este día una de las sorpresas más gratas. Pues me encontré una voz conocida, perdida hace tiempo entre los recuerdos de la memoria, viniéndome a ella en ese momento un patio de colegio, y unas inolvidables convivencias cristianas, unos juegos de recreo, y unas calles junto a él ya casi olvidadas.

Era mi gran amigo, el primero del que fui consciente, al que siempre fui en la mente leal, al acordarme de él en mis momentos duros y alegres. Sin saber de su vida nada más que por ecos conocidos, sin atreverme nunca a contactar, cobarde me di cuenta de que he sido, pero valiente él ya que se atrevió a llamar.

Yo sé que terminaste tus estudios, que un juguetón querubín crece y se retuerce por tus brazos, oyéndote decir ahora que viene otro de camino, y que andas por estas tierras, que hasta aquí te trajeron tus pasos.

Al haber cruzado contigo unas breves palabras, pienso en todas esas vueltas que da sin esperarlo la vida. En nuestro reencuentro que está ya cercano, y en lo cambiados que nos veremos, siendo mi máximo empeño, el no defraudarte si es que tenías de mi un buen concepto.

Tus palabras sonaban diferentes pero iguales, y me decidí a escribir este texto, para rememorar este fantástico día, queriendo en él plasmar toda la felicidad de aquella etapa en la que ambos nos conocimos.

Hallando de nuevo dentro de mi lo que yo representaba, dándome cuenta de todo lo que me he fallado, cogiendo renovadas fuerzas para continuar por una mejor senda, al reencontrarme tal cual soy, al ver de mi alma la esencia. Aspirando a dar todo lo mejor en esta edad que ya no espera, como en aquellos primeros años en que todo era armonía, cuando te conocí teniendo por delante esta vida, rememorando ahora lo que fue una amistad verdadera.

(A UN AMIGO)

Escrito el 02/12/2013.

CARTA SIN DESTINO.

Hoy quería decirte, que soy un hombre nuevo, que no aposento ningún odio hacia ti, y que quiero intentar amarte como aquella inocente vez, en que fuimos más que amigos, aunque esto para ambos en aquel tiempo no era sencillo.

Sé que tu estás lejos, y que borraste quizá de tu memoria mi rostro, yo sin embargo recordaré siempre el tuyo, como algo bello en lo que poder inspirarme.

No puedo tenerte, pero tampoco lo deseo, vivíamos mundos diferentes, alejados en el pensamiento. Por mucho que yo te quisiera, era consciente de que nuestro barco nunca atracaría en buen puerto.

Por eso hay ratos en los que consigo olvidarte, pero siempre me llega alguna imagen de Madrid y de nuestros paseos, cuando nos sentábamos en algún parque, y tu en mi hombro te apoyabas, pareciendo en ese momento feliz, yo por dentro y por fuera lo estaba.

Fue entonces cuando te conté la verdad, sabiendo que te perdería. No fui cobarde esta vez, y ocurrió lo que temía. Tu empezaste a mostrar distancia, y yo quise ver hasta donde mentías, siendo tan grande tu deshonra, al intentar echarme a mi toda la culpa, que yo perdí toda la fe en ti, y en el resto de damas sonrientes que me pretendían.

Mas hoy quería decirte, que soy un hombre nuevo, que no aposento ningún odio hacia ti, y que quiero amarte como aquella inocente vez, en que fuimos más que amigos, aunque esto para ambos e aquel tiempo no era sencillo.

Sé que tu estás lejos, borraste de tu vida todo el rastro, parece como si hubieras muerto, haciendo todos mis intentos por encontrarte vanos.

Por eso estés donde estés, sólo quiero contarte, que recordaré siempre tu rostro, como algo bello en lo que poder inspirarme.

Hasta que el pasar de las nubes, consiga de mi memoria borrarte.

Escrito el 02/12/2013.

LA PASADA NOCHE

Me despierto temprano y estás aún aquí tumbada. Tu figura tranquila y segura duerme plácidamente, y creo ver una sonrisa en tus labios, los mismos que besaron los míos anoche tan furtivamente. Siendo ambos como dos locos hambrientos, que se buscaban sin miedo entre aquellas sabanas raídas, deshaciendo con nuestras sacudidas la cama quejumbrosa, que encontró como único testigo la blanca luz de la luna.

Contemplo en mi memoria como me acariciaste la piel, y como lograste hacer que se estremeciera de placer, sin poder reprimir yo ahora un suspiro, al recordar que tu sentimiento era igual que el mío. Descubrí así una pasión que sólo podía intuir, cuando tu mirada pedía lascivamente mi tacto, acercándome la mano a tu pecho desnudo, y suplicando a mi cuerpo que entrara dentro del tuyo.

Levantándome ahora muy despacio, puesto que no quiero despertar todavía tus sueños, yo he cumplido esta noche los míos, al conseguir entregarme a ti por completo. Me siento y enciendo una tenue luz, que me sirve para plasmar este breve texto, que tantas veces escribí en mi pensamiento, sin haberlo logrado jamás en un verso.

En la soledad del silencio lo leo de nuevo, mirando a veces de soslayo tu incierta figura, esa que duerme tranquila y segura,  comprobando así que sigue a mi lado.

Mas de repente sin saber donde estoy, abro abrumado mis ojos en esta mañana, y observo como una de mis plumas se encuentra entre mis dedos, teniendo debajo un usado y arrugado papel, en el cual hay escrito, lo que aquí está expuesto. Comprendiendo en este momento, que me dormí cuando me disponía a plasmar, una bella historia, pero no consigo recordar. De quien era aquel cuerpo tan terso, del que sólo mantengo el sabor de sus besos, con la esperanza de que aquella dama olvidada, retorne a mi memoria en la próxima noche cerrada.

Escrito el 29/11/2013.

AÑORANZA

El sol de otoño entra por los cristales.

Me sorprendo mirando al gris asfalto.

Medito sobre lo que debo hacer, dudando de mi improbable valía. Sintiéndome abandonado, sintiéndome olvidado.

Como en tantas mañanas tristes como esta, intento recordar otras más felices. En las que me encontraba en la escuela, en una edad que lindaba entre la niñez y la adolescencia. Habitando en una tierra de miel, en donde todo lo que me rodeaba me ilusionaba. Siendo este un lugar, en donde me mostraba lleno de esperanza.

Reconociendo con amargura en este momento, que es una época ya pasada. Que sin embargo alivia mi angustia, siempre que consigo evocarla.

Como en tantas melancólicas tardes como esta, intento vislumbrar tu mirada, esa que se cruzaba siempre con la mía, puesto que ambas se buscaban. Paseando juntos por alamedas hacia tu calle. Despidiéndonos dulcemente en el portal. Sin atrevernos a besarnos, sin atrevernos a tocarnos, aposentando un deseo jamás realizado.

Siendo este mi primer sentimiento,  el único que considero verdadero.

Como en tantas noches como esta lloro, al pensar que no te despediste. Que un mal día a la salida del colegio me topé con tu ausencia. Que al tercer día sin verte corrí desesperado hacia tu barrio. Llamando al timbre de una casa vacía, que me dejaba el corazón tiritando. Indicándome de este cruel modo, que intentase olvidar tu rostro.

Encontrándome así ante mi primera frustración. Teniendo que seguir de nuevo mi solitario camino.

Como en tantas madrugadas como esta, no puedo dormir. Entrándome dudas de lo que soy, de lo que hago. Viendo a veces tu presencia en la oscuridad, a mi lado. Notando ahora  el vacío invadiéndome por dentro. Dando vueltas por esta helada cama. Que te echa de menos. Que retiene tu perfume entre sus sábanas.

Sintiendo hoy mi corazón hacia ti, una insensata añoranza.

Escrito el 28/10/2013.

A LA PEQUEÑA ROBA CORAZONES

Hay momentos en la vida, en que todo tiene un sabor agrio. En que te levantas cansada, con una insistente ausencia de esperanza. No ves puertas abiertas, ni brazos dispuestos a acogerte. Tan sólo las mismas calles, el mismo transitar indiferente.

Yo en esos instantes, observo una fotografía en la que tu apareces, con postura graciosa, con rostro sonriente. En ella corres haciendo que tus pies vuelen libres, recordándome de ese modo al niño que fui. A ese que escapaba de toda desidia, del horror que le esperaba apostado en lo alto, del mundo que a veces se le mostraba ingrato.

En aquellas edades tempranas, mi lucidez era admirada, era poseedor de un futuro brillante, y caí en la trampa de creerlo, totalmente iluso, como todos aquellos que depositaron en mi su fe. Muchos de los que ahora se preguntan incrédulos, las causas de tan devastador derrumbe.

Con sonrisa ironica, cual mueca grotesca, a veces cínico, a veces disperso, escribo con esta pluma que aún no está seca.

Con lágrimas en los ojos reconozco ante ti, que perdí mi apuesta. Porque no supe usar los dones otorgados, porque la melancolía se apoderó de mi alma, esa que camina solitaria y vagabunda, intentando no lamentarse del vil y doloroso pasado, ese que de rememorado es cada vez más odiado.

Utilizado, criticado, deshonrado, en ocasiones apartado, así es como me ha tratado el día a día, al que ya no tengo más remedio que proferir halagos, convirtiéndome así en otro de sus repugnantes esclavos.

Haciéndolo igualmente de esta sociedad, que lentamente me ha atrapado, a la que quisiera volver la espalda, mas el sufrimiento y la soledad hacen débil y cobarde mi pecho, sintiéndome falso a veces, a veces ostentando un orgullo insensato, pues no soy más que un ser con harapos, que con dificultad su existir como una pesada carga va arrastrando.

Deseo para ti todo lo contrario, una libertad y felicidad plena, que crezcas sin dar tantos bandazos, con una personalidad fuerte, carente de penas. Que mires siempre al futuro, con los pies en el presente. Que tengas un corazón puro, que aposente un sentir sincero eternamente.

Lucha por no fallarte nunca Alejandra, porque la vida no consiga corromperte. Brega por tus sueños sin contemplaciones. Ayúdate a ti misma, antes que a los demás. No cometas los mismos errores que tu tío, que perdió su propio trayecto en aras de un ideal,  uno completamente utópico, irreal en este paraje terrenal.

Hazlo por tu latido, en este lugar que a veces hostil se muestra, pero que en algunos resquicios, contiene felicidad y belleza.

Por último te pido, que no hagas mucho caso de estas palabras, que aunque están escritas honestamente, son fruto de una mente hoy nublada.

Tu tendrás también momentos de profunda tristeza. Mas yo sólo puedo prometerte, que mis oídos estarán siempre atentos, si tu quieres con confianza hacia ellos mostrarte.

Siendo el único honor que me queda, el de poder en tu senda ayudarte.

A mi sobrina Alejandra.

Escrito el 16/10/2013.

CARTA A UN AMOR IMPOSIBLE.

Las calles de Madrid fueron testigo de nuestros paseos, de nuestros encuentros. LLegado el momento yo decidí ser honesto, quise no mentir a un sentimiento que comenzaba a crecer, que comenzaba a mostrarse como verdadero. No por miedo alguno, sino más bien por bondad, porque intuía que tu te alejarías de mi vera sombría, siendo lo pretendido una realidad. Lo deseé y ahora lo comprendo, quise de nuevo solo emprender mi vuelo.

El rumbo de la vida nos unió en un tramo del trayecto, bifurcándose en este instante el camino, tú siguiendo tu senda religiosa, yo andando solitario hacia mi incierto destino.

Ese que  estará alejado de tu presencia, aunque de mi mente jamás serás borrada. Ni tú ni aquellos maravillosos días, en los que la felicidad nos fue entregada.

Porque como dijo un sabio poeta, ¨Donde fuiste feliz, no has de intentar volver¨. Manteniendo así bello tu recuerdo, evocándolo un instante a cada amanecer.

Tan sólo te ruego, que busques un hombre que te cuide, un hombre que te respete, te alabe y te ame. Y que tú con él hagas lo mismo, pues no hay nada más triste que un sentimiento falsamente compartido. Hallando así en vuestro mutuo amor a un compañero, que si Dios lo permite será eterno.

Mas no lo busques exclusivamente en el mundo religioso, puesto que ello no es garantía de nada, es preferible encontrar un noble corazón que en su honradez no tenga tacha, a un piadoso malvado, de fines truculentos. Eso te aseguro que es lo que más importa, te lo dice mi maltrecho corazón, el mismo que a pesar de su breve existencia, de desengaños tiene bastante escarmiento.

Deseándote al fin un buen viaje, y un mejor destino. Ofreciéndote mi sincera amistad, pues a tu llamada acudiré siempre raudo, pretendiendo mi corazón que a tu Dios nunca abandones, y que en tu interior a Él siempre le halles.

Yo continuaré paseando solitario, hacia un incierto destino. En mi pecho estará aposentado, tu recuerdo hasta mi ocaso.

Y es que lo deseé y ahora lo comprendo, quise de nuevo emprender solo mi vuelo.

Escrito el 13/10/2013.