Te marchaste de improviso, sin quererlo, en aquel odiado amanecer, desapareciste como el rocío de las flores, como esa brisa cálida que confunde mi desolación con su añoranza al no poder sentirte en mi piel….. y es que no pudimos decirnos apenas ese adiós que los dos sabemos que es un hasta luego, un aquí te esperaré, mas no te preocupes que ambos entendemos esto mi cielo.
Después de aquella noche plena de cariño y de pasión, de cena para dos sin velas, de amor compartido en su mayor expresión, te vi con una sonrisa en los labios, en el preciso momento en el que el metro de Madrid parecía estar completamente vacío, y así supe entre tanto gentío que no existía, que no me importaba, que tú a mi lado eras feliz.
Reconozco que tu risa le da vida a mi pecho, sin ti casi todo en mí estaría muerto, por ello no temas mi dulce amor, porque la distancia que nos ha brindado esta tierra, la sabremos enmendar con nuestro entendimiento y esa confianza mutua que hemos aprendido a tenernos.
Ten en cuenta que nuestras almas caminan juntas, aún pasean por aquel alba que para nosotros dos no ha terminado, puedo notar ahora tus dedos enlazados con los míos, el tacto de tu mano, y a mis oídos llega una hermosa balada…..¿Puedes oírla? ¿Puedes escuchar la música que brota de mi corazón mientras vibra?, se siente así de alegre al recibir de ti un mensaje, al evocar el calor de tu cuerpo, al ver en un marco que tiene en su memoria tu sonrisa, pues te tengo como siempre desde que te conocí en todo momento presente.
No temas mi dulce amor, que yo estoy aquí. Nostálgico y triste sí, pero esperanzado en un futuro que sé que es real, en uno de nuevo a tu lado, y a pesar de que la espera a menudo es muy dura, debes saber que mi amor por ti carece de toda duda.
¿Te puedo contar un secreto?, soñé esta noche contigo, sentí que me abrazabas, ya ves que nunca te olvido.
Vendrán tiempos mejores, instantes para contemplar otra vez tu sonrisa, conoceremos bellos lugares, descubriremos la fortaleza de nuestros sentimientos, y todo ello lo haremos juntos. Porque ni el viento de un huracán, ni ese maldito reloj que de tu ausencia me avisa, podrá destruir lo que ambos deseamos, que es nuestra eternidad unida.
Te espero, y lo haré por siempre, y si no volvieras por algún despiadado motivo me convertiría en melancolía y leyenda, todos verían una roca de mármol cerca de esa estación que te debe traer de vuelta a Madrid, y dirían no sin pena que esa roca representa la locura de un hombre, un joven que esperó con anhelo a su amor, y que al no hallarla allí permaneció sin moverse, siendo de esta manera como con el transcurso de los años se quedó petrificado, esperando aún a su querer ausente.
Y sin más, únicamente puedo decirte que te quiero, que te amo, y que aquí estoy y aquí estaré, por favor, muestra una sonrisa como yo lo intento en tu rostro, que aunque por dentro estemos tristes, no debemos nunca demostrarlo.
Pronto saldrá un sol que vuelva a juntar nuestros dos corazones que tienen un solo latir, y tú y yo danzaremos al son de nuestra bella y feliz vida, ten confianza en mis palabras, pues sé que nada ni nadie jamás nos podrá desunir.
(Para Marisa Belarmino en su ausencia)
Escrito el 04/06/2015.