SOLO HAY UNO

Existen hombres que miran más allá de sus propios sueños. Hombres que se sacrifican calladamente, que intentan no hacer ruido y que no saben lo que es pedir ayuda o decir un te quiero.

 

Hombres que abandonaron su vocación de maestro para conseguir que los que le rodeaban pudieran tener más facilidades para cumplir sus proyectos. Que son responsables, rectos y honestos, que honraron a su padre hasta la muerte y que protegen a los suyos aunque tiren a la borda parte de su vida y de sus deseos.

 

Ellos parecen tener un corazón de acero, mas hay dolores de los que nunca hablan, y no les pidas que expresen sus sentimientos puesto que no saben. Nunca te dirán qué les pasa, cuál es la causa de su padecer, de su nostalgia….. Sin embargo, aunque no se den cuenta algunos hemos aprendido cómo interpretar sus tarareos, su mirada, la contundencia de sus palabras…..

 

Son hombres que echamos de menos en nuestra infancia, que estuvieron ausentes, a pesar de que por nuestra causa ellos tuvieron muchos desvelos. Eran a los que esperábamos con el pijama, a los que les solíamos pedir una explicación casi sin saludarles aunque la pregunta nunca fuera un ¨por qué no estás¨, sino que versaba sobre algún ejercicio o problema de matemáticas.

 

Han sido los que más nos han marcado, quizá con los que más injustamente nos hemos comportado…..

 

Pero no es cuestión de escudarse en este día en un término genérico, no es momento a estas alturas de ocultar que cuando digo ¨hombres¨ hablo tan sólo de uno en especial y cuando escribo ¨nosotros¨ lo hago de mí mismo…..

 

Lo que había entre él y yo por mi parte era la incapacidad de no saber comprenderle, quizá algo de odio o de rencor, algún texto que guardé y perdí entre otros papeles en algún cajón a estas alturas olvidado. Pero por encima de todo el anhelo de conocer a esa figura que salía a las cinco de la madrugada sin que yo me enterase para que pasado casi todo el día retornara a casa justo cuando ese niño solitario que me representaba, veía cómo se escapaban los minutos en el reloj de la cocina para estar junto a él, ya que me tenía que marchar pronto a la cama.

 

Puedo admitir que no le entendí porque no sabía cómo escucharle, porque no comprendía una forma de actuar que ahora en el presente yo también voy adquiriendo, y llegado este momento me he dado cuenta de lo que me voy pareciendo a él, acarreando bastante a menudo el papel similar que interpretamos de malos en esta película que tiene un principio y un fin, y que durará justo lo que dure nuestra existencia.

 

También sé que entre los dos hay inmensidades de tierra y de selva en los que fácilmente se pueden descubrir y distinguir nuestras insalvables diferencias, pero siento que el respeto es mutuo y los gritos entre ambos se calman en el preciso momento de su término.

 

Sin más confieso que este es un escrito que hago para un día que está señalado y que éste sirve perfectamente de excusa para decir las cosas que sientes y que en otras circunstancias no dirías, siendo dicha excusa de la que me he servido y la que me ha estimulado, porque al ser humano en general nos cuesta expresar lo que sentimos ya que los sentimientos nos hacen vulnerables, aunque luego, con el paso del tiempo, nos solemos lamentar y nos arrepentimos de no haberle confesado a ese alguien especial aquello que llevamos bien dentro….

 

Nos cuesta decir cosas como estoy orgulloso de ti, todos cometemos fallos pero tú has sido mi mejor maestro, gracias, fuiste y eres un apoyo fundamental, intentaré cuidarte si flaqueas no sólo porque tú lo hiciste por mí, sino clara y sencillamente porque te quiero…… sí, nos cuesta mucho expresar estás cosas, nos falta valor y yo por supuesto no soy menos…….por eso te dedico este texto a ti papá, pero por favor, no me pidas que te diga algo similar mañana, pues sabes que nunca podría decir lo mismo que digo aquí, no es lo mismo escribir estas palabras en un cuarto a solas que decirlas en frente de la persona a la que van dedicadas.

 

ESCRITO EL 18/03/2017

COMPORTAMIENTO INAPROPIADO

Pronto se celebrará el juicio de Salvador, un hombre que cometió un delito de los que a estas alturas de la historia nos son difíciles de concebir. La gente espera exaltada, clama con rabia pidiendo venganza y busca en los diferentes periódicos nuevas noticias sobre el caso, a cual más escandalosa, a cual más amenazante para con la sensibilidad humana.

 

La policía teme el efecto que podría provocar en la sociedad y vigila ante la posibilidad de que surjan imitadores. Especialistas de la mente criminal estudian el caso con la máxima meticulosidad y cuidado, aconsejan que no se cuente ni se permita tener acceso a los menores de edad a los detalles del proceso por someros que sean estos, para evitar de este modo que un cerebro en formación se impresione. Por lo demás la opinión pública se siente asustada y exige la pena más elevada.

 

Los hechos están claros y son demostrables, el ajusticiado, encerrado en la prisión más segura de este país fue entrevistado y en su declaración no cejaba de sonreír, acentuando su condición de culpable, pues lo hacía con sinceridad, sin sarcasmo ni dobleces.

 

Los sucesos son los que se relatan a continuación:

 

Salvador se levantó un día del otoño pasado y se encaminó al tren como en él era habitual, al estar el vagón lleno y todos los asientos ocupados osó en dejar el suyo a una mujer embarazada, siendo este su primer delito. No contento con esto, inspirado como estaba en su aura de bondad, ayudó a su compañero de trabajo a terminar un asunto de máxima prioridad sin escurrir ningún bulto, dando la cara junto a él ante los posibles errores que se pudieran encontrar, al regresar a su casa subió las bolsas de la compra a una vecina ya anciana que apenas podía ni mantenerse a sí misma en pie y no satisfecho con eso, casi al anochecer, dio la orden a su banco vía online de pagar todas sus deudas, tiró la basura de forma clasificada para que fuera reciclada y llamó a sus padres para pedirles perdón y para decirles lo orgulloso que se sentía de ellos. Como colofón les comunicó que en cuanto tuviese un instante acudiría a verlos.

 

Lo verdaderamente imputable es que todo ello lo hizo porque quiso, nadie le obligó, puso toda su buena voluntad y en sus sentimientos no se encontraba ni odio ni resentimiento, tan sólo se veía en él una increíble empatía acompañada de un intenso y maravilloso amor.

 

Un escándalo señores, algo reprobable de cualquier modo, ¿cómo alguien puede hacer tales acciones sin buscar nada a cambio?…..

 

Los hechos son imperdonables, pues deja a toda nuestra sociedad en un pésimo lugar. A muchos de nosotros nos hace sentir de una forma ruin. Así pues pido mediante este escrito que le encierren para siempre, que la comunidad lo que quiere es la conciencia tranquila, no se pueden consentir más comportamientos como los de Salvador, son absolutamente honestos y por lo tanto inapropiados.                                         

 

ESCRITO EL 05/03/2017