BROTES KAFKIANOS

Tu mano alzada, el aroma que desprenden tus cabellos aún conmigo, y en mi mente y mi pecho la desolación. Porque te pierdo, porque mis ojos ya no te ven.

Vas camino de otra tierra que aún yo no conozco, un lugar con el  que soñé cada noche,  puesto que en un hermoso futuro quería vivir allí a tu lado.

Mas en este ocaso mi esperanza se desvanece, se esfuma como lo hará la ceniza que se desprenderá cuando queme lo que sé que será mi último escrito encima de un confuso papel.

Cae la noche y siento frío, a pesar de que el calendario me dice que estamos en pleno agosto, y mis pasos me encaminan pesaroso y lánguido hacia el metro, encaminándome hacia una casa vacía, hacia un hogar que sin tu presencia guarda silencio, pues no sabe qué hacer o decir, pues tan solo siente dolor y tristeza.

Observo mi cara reflejada en el cristal, y sí, aún consigo reconocerme, todavía sé que ese rostro me pertenece. Es evidente que algo en mí ha cambiado, y también que te lo he intentado ocultar. Sin embargo, no sé si lo habré logrado.

Y a pesar de que estoy seguro de que ha sido demasiado duro para ti que en estas dos últimas semanas antes de tu partida haya rehusado a hacer el amor contigo, que no haya querido tocarte, a pesar de que sé que he estado bastante irascible y en apariencia ausente, también sé que en este instante estás preocupada, que como lo has hecho siempre allí arriba también a esta hora me quieres.

Te agradezco, aunque no puedas oírme, que en estas últimas horas que hemos estado juntos hayas intentado quedarte a mi lado, pues me amas y por ello no deseabas marcharte, pero por eso insistí, y en este momento sentada en ese avión que te va alejando poco a poco, sé que continúas teniendo dudas, sé que como yo estoy haciendo a su vez contigo, tú no puedes dejar de pensar en mí.

Y ahora estoy abriendo la puerta que da entrada a nuestro hogar, y al cerrarla me pregunto si debería sellarla por dentro. Voy a convertir estas paredes en un mausoleo en el que no deseo que me vengas a visitar, pues no quiero que regreses. Prométeme que no volverás  nunca, mas  no te equivoques, hago lo que hago porque ahora más que nunca te amo.

Voy al aseo y me toco por encima de la camisa mi pecho, quizá debería ir a un hospital, pero siento un intenso miedo.

Algo en mi crece, como una mancha  de liquido oscuro que se esparce inexorablemente.

Te pido que vueles alto mi amor, convierte todos tus sueños en realidad, porque si lo haces así también convertirás los que en estas dos últimas semanas yo he hecho a su vez como míos.

Porque me estoy convirtiendo en una especie de cucaracha solitaria, en una mirada que cambia a cada momento. Por favor, huye, vete y no vuelvas, no pienses mucho en este monstruo que intenta ocultarse, y  no te acuerdes de nada más que de lo bueno que ambos hemos vivido….

Pues todo lo hago porque te amo, y no dudes de que me encuentre en donde me encuentre te amaré siempre.

 

ESCRITO EL 14/09/2016