EN EL DÍA DE TU CUMPLEAÑOS.

Una tarta hay en la mesa,
sillas solitarias de olvido,

preparé tu merienda de ausencia,
las porciones amargas de este nuevo rocío.

Lágrimas brotan en silencio,
y en nuestro perchero ningún gabán,

aquí te espero vencido,
pues sé que no vendrás.

La familia no llama,
amigos ya no te quedan,
una tarta hay en la mesa,
pan con vino en la despensa.

En vida fuimos felices,
quedan recuerdos en fotos,
tú adiós no dejó cicatrices,
junto a ti aprendí a sonreír en el lodo.

¿Comprendes que te quise
ahora que no lo puede ocultar mi llanto?,
ya que aunque a veces hay en mí días grises
te agradezco aquello que soy,
la vida, mi alma,
este amanecer y su canto.

Y el tiempo sabemos que nunca retorna,
aquellos momentos son polvo,
tu personalidad es leyenda,
lo que tengo de ella lo refleja orgulloso mi rostro.

Pues sin ti no sería nada,
ni ángel ni demonio,
no tendría a mi amada,
ni esta pluma escribiría sobre todo aquello que yo más valoro.

Flores no trajo la mañana,
tan solo un paseo hasta tu lecho,
en él estan aún puestas tus sábanas blancas,
tus restos hace años que descansan en el cementerio.

Hoy no te encuentras entre nosotros,
abuelo de las mil y una historias,
junto a tí yace el más bello sentimiento,
lo siento al pensar en tí junto a este mar y sus olas.

Para los que no están…
Albino Martín,
Francisco Sánchez,
Consuelo Conesa….

Escrito el 29/04/2015

DÍAS DE ALEGRÍA.

Amanecer de sol y de puerto,
de tus besos al lado del mar,
de dejar libre a la pasión y el sentimiento,
de quererte,
de entender que al fin soy sincero y lo necesito gritar.

Acordes de rumba me salen del pecho,
sangría dulce emana de mi boca,
carcajadas soltamos ante el espejo,
para nosotros hoy hay un baile sin máscaras ni invitaciones de boda.

Y es que desde que escuché su sonrisa
me siento feliz,
y en este valle sin sombras deseo cantar,
puesto que mi madre vive,
su voz me lo dice,
y tú estás aquí,
este es un instante eterno
que mientras respire
jamás podré olvidar.

Día en el que sé que ella está sana,
en cuyo esplendor noto renacer mi alma,
ya que al sentir tu aliento y sus palabras,
comprendo con alegría
que tú también como ella
a mí me amas.

Y es que adoro esta ilusión
que tan solo supe hallar a tu lado,
es la única que quiero yo mientras viva,
todo mi ser gracias a ti ha cambiado,
su tristeza y mi orgullo,
su melancolía y mi pena,
fueron enterradas sin que nadie les guarde luto,
como una hoja de otoño se esfumaron en mi primavera.

Ahora no cierres tus ojos nunca,
agarra fuerte mi mano,
ruego que sin ti no me despierte la soledad ni la luna,
pues vivo a tu lado el cuento que siempre hube soñado.

(Para mis dos damas,
mis amores)
Escrito el 28/04/2015.

EN SANTANDER CONTIGO.

Para nosotros era tierra virgen
como tantas otras,
para mi no.

Inexplorada como los sueños
que juntos nos permitimos,
los que hacen temblar nuestro cuerpo,
porque soñar no cuesta dinero,
porque nadie lo puede prohibir.

No nos lo niega ninguna ley Divina,
tampoco la naturaleza con su huracán,
ni siquiera otra
del puño de algún tirano,
es algo que de un ser humano
no se puede eliminar.

Durante nuestra estancia,
como venida de alguna profundidad oculta,
una bella copla resuena,
la entona sin sonido
la luna.

Comprende que nuestra alegría
no es un secreto que se pueda guardar,
sino algo que toda alma
sensible percibe,
algo que nos hace que no estemos tristes,
es un fuego interno
que nos permite volar.

Vine hasta aquí
de la mano de mi amor,
el que está a esta hora presente,
el que sé que es verdadero,
el que estará dentro de mi por
siempre.

Y este cuarto de hotel,
el calor del que hablan
sus paredes,
será para los dos
un refugio,
algo a lo que se debe aferrar
el recuerdo de nuestra mente.

Guarida con agua
de lluvia y de mar,
llena de instantes felices,
ocho amaneceres
repletos de tu amor,
ocho días en los que curar
cicatrices.

Y ahora observa….
los peces en este abril
nadan despacio,
la Magdalena cierra antes sus puertas,
y proveniente de más allá
del Atlántico,
una joven sirena entona la canción
que se encontró en un papel
dentro de una botella.

Mira….
Santander de nuevo renace
en silencio,
su mar permanece estático,
los marineros de la cantina se quedan mudos,
su gente y su mundo,
todos desean escuchar el canto.

Y es que en la playa del Sardinero,
dice desde hoy la leyenda,
que por su arena dos vagabundos se miraron,
y descubrieron que estaban locos y enamorados.

Escrito para Marisa Belarmino

Escrito el 26/04/2015.

MI NANA CONTRA TU CÁNCER.

Quisiera ser la cura

de esta pesadilla.

Darte un beso de alivio,

y despejar ese mechón ficticio,

el que descubre tu frente y nunca borra

esa alegría que resalta tan solo en tu boca.

Mamar otra vez de tu pecho,

retornar a tu cintura,

que me acunes abrazado en tu lecho,

y escucharte de nuevo susurrarle a la luna.

Descubrir como se para

esa mancha que crece,

que destruye tu cuerpo,

que amedrenta tu mente.

Deseo recorrer esas dunas,

las que nuestros ojos un bello día soñaron,

en esta noche de insomnio

que sin poder dormir

me aferro a tus manos.

Y que se quede muda

la muerte y toda su habla,

que te deje para siempre conmigo

pues quiero sentir tu tacto.

  Y cuando te entren las dudas,

cuando un sufrimiento profundo te atormente,

recuerda que nunca estás sola,

por lo que más quieras,

no te sientas ni desamparada ni impotente.

Levanta tu dulce mirada,

que aunque tenga mi rostro una lágrima me verás sonreír.

Pues es alegre esta nana,

está llena de esperanza,

esa gota en mi cara

sólo pretende decir…..

Que ambos estamos juntos,

que aún nos quedan maravillosos mundos,
proyectos que tú y yo tenemos

unidos que conseguir.

No pienses jamás en tu desgracia

que luchando como hasta ahora

podremos de nuevo sobrevivir.

Esta es la canción de mi madre amada,

de mi desnudez en el corazón.

Vuela tanto como puedan tus alas,

y sin ningún miramiento,

olvida todos esos crueles lamentos,

los que pretende dejar esta enfermedad a su paso,

pues tu eres lo más fuerte y lo más bello,

que en esta tierra a veces triste y baldía,

 creyó nadie jamás que nunca pudiera llegar a vivir.

(PARA MI MADRE Y TODAS LAS MADRES QUE LUCHARON Y LUCHAN CONTRA EL CÁNCER)

ESCRITO EL 22/04/2015 

UN MUNDO ATRÁS.

Me encuentro cansado. Después de haber realizado el examen de álgebra lo único que me apetece es desconectar, y la mejor manera para mí es ir a ver varias películas en la programación de sesión continua del cine que está al lado de la bajada de las ramblas, cerca de la plaza España.

En mi bolsillo están las tres perras chicas que gané repartiendo periódicos, y me siento el rey de esta Cartagena que me ve caminar entre risueño y esperanzado. Sé que paseo por la ciudad que me ve crecer, y todo en ella es como un sueño, mitad real y mitad fantasía, como un paisaje bucólico de un atardecer otoñal.

Las palmeras parecen vigilarme, cuidar mi andar un tanto patoso, y el olor del mar llega del puerto, sabiendo muy bien que él devoró a seis ciudades, seis culturas que se hallan enterradas bajo el suelo que a esta hora piso.

En ocasiones como la de ahora me cuestiono la vida. Me pregunto el por qué voy adelantado en los estudios con respecto a los chicos de mi misma edad, el por qué de que mis padres y profesores me exijan más que a cualquier otro compañero o hermano, y el por qué tiene que aparecer el sol y con él la angustia, por qué tiene que venir Morfeo a rescatarme en cada ocaso.

Sin darme cuenta ya me hallo en la sala del cine, sus butacas de tapicería de color rojo empiezan a ocuparse lentamente, huele a limonada y a regaliz, las luces se apagan. Mientras tanto, en la blanca pantalla de enfrente se reproduce una cuenta atrás, y mi corazón se acelera despacio.

De súbito noto una mano en mi espalda, pero todo se me antoja un poco difuso, distingo la silueta de un hombre con sombrero de copa y una capa sobre los hombros, y entre sus dedos descubro el resplandor de una navaja.

Hace un gesto invitándome a seguirle en lo que se me antoja una invitación obligatoria, me guía hasta la calle, pero desaparece de mi vista al torcer la primera esquina. Hay de repente mucha gente, un viento hostil, una lluvia que no cesa, y yo, confuso entre tanta multitud, veo a un niño más pequeño que yo que llora, allí, en un rincón, abandonado a su suerte y aterido por el frío.

Escucho un estruendo y tuerzo la mirada, un vehículo se ha salido de la carretera. En la escena, dos niñas muertas junto a su madre y dos más que sobrevivieron. Una decía no ver a la vez que mantenía sus brazos extendidos en busca de algún tipo de consuelo, y la otra, la más pequeña de las cinco, permanecía allí de pie, paralizada y callada por el miedo, con la mirada fija en el cadáver de aquella mujer a la que ya no podría abrazar nunca más en la noche.

Ante todo aquel sinsentido caigo rendido, temblando por el pánico, cuando de pronto noto unos dedos en mi espalda y sobresaltado me giro, entreabriendo los ojos, creyendo ver a mi padre que se halla al lado de un hombre con gorra y linterna, y mientras todo eso sucede, yo aún vagando en otro mundo muy distinto, en un lugar demasiado alejado como para poder decir nada.

Oigo sus palabras de gratitud, y otras de no se preocupe, no es más que un buen zagal que se quedó dormido sin darse cuenta después de haber cerrado el cine, y siento al momento como unos brazos me elevan y me atraen hacia sí, descendiendo al siguiente instante para introducirme suavemente en mi cama.

Extrañamente noto calor, amanece por la ventana, aún tengo en la frente la húmeda y cálida sensación que me provocaron una caricia y un beso, y escucho el tintineo de una cucharilla contra una taza, exhalando a continuación ese olor a café característico de cada mañana.

Él se ha levantado, mi héroe de ayer y de siempre, al que sólo yo conozco, ese que se llama y es mi padre.

(Escrito en Memoria de mi abuelo Francisco al que no tuve el honor de conocer pues murió antes de que yo naciera, y dedicado a mi padre, que una noche se durmió en un cine y fue rescatado por la que probablemente fue la persona que más le influyó, y una de las que sé que él más ha querido en su vida).

Escrito el 20/04/2015

 

 

MI TRISTE AMOR DE HOJALATA.

Caballo de madera abandonado,
aquél que nunca trota,
que yace muerto ante tu canto,
el que tiene el alma rota.

Caballo de balada ronca,
de relinchar mudo
y mirar ausente.
Potro salvaje
de libertad traicionada,
corazón solitario,
pena penitente.

Esas ramas de encinar,
aquellas calles marchitas,
la lluvia que me caló en el hospital,
el frío tronar de nuestra puerta
en tu despedida.

Nido de desamor,
casa en mi memoria perenne,
lugar en el que el fuego
ya no da calor,
lecho sin perdón ni pasión,
allí ya no hay ni batallas
ni memoria,
no se encuentra ni el timón
ni al comandante.

Como un triste soldado de hojalata
fue nuestro amor,
lo que en ti es un mal recuerdo
en mi permanecerá por siempre.
Querer trasnochado,
capítulo de un adiós.
Bello baño de espinas,
dolor de palabras nunca dichas.

Lo que del todo fue verdad en mi pecho,
real como el sentimiento más puro,
en ti descubrí que era falsedad y veneno,
besos de alquitrán,
crueldad y maldad escondidas tras cada esquina.

Me enseñaste que un mutuo querer no existía,
que jamás debo pedir nada a nadie,
que tengo que ser valiente ante mi cobardía,
y que es necesario continuar aunque sin mesura brote mi sangre.

Todo esto lo aprendí de ti,
soñaba tiempo atrás que me amabas,
el ardor de tu cuerpo me arrebató la ilusión,
dejó sin respuesta mi voz,
mi mente jamás ya hallará calma.

Escrito el 16/04/2015.

ROSA DE CARNE DEMACRADA.

Mi campo de amapolas se destiñe,
se evapora con el tiempo.
Mi inocencia cruza
el puente de su adiós,
y este insensato levanta su mano
e intenta alcanzar su envoltura.

Despierta….
nunca retornará la luz de ese sol,
tan solo en tu retina permanece la locura,
delirio de besos ausentes,
de labios fríos llenos de un sabor amargo,
recuerdos de una imagen,
de sueños de sepulcro.

Mientras tanto
llueve en el asfalto.

Desamparado y a la fuerza calmado,
ingiero pastillas para el olvido,
cicuta oculta,
pesadilla en mis noches,
el único refugio es un pasillo de hospital,
al igual que mi máximo reproche.

Entre un campo de amapolas
me fugo de mi cobardía,
me cuestiono si fui feliz,
o tan solo un pobre bastardo,
hijo del infierno y del lamento,
mis padres en la oscuridad arrinconados.

Quizá mi respuesta se halle en ti,
en este amor que de la basura recogiste,
tu fuiste quien me enseñó a luchar,
una razón por lo que no estar siempre triste.

Silencio…
mi tumba me aguarda,
se encuentra en cada esquina.
Y en mi último papel,
en mi capítulo final,
creo vislumbrar tu sonrisa
escondida entre el campo de amapolas,
ese que ruge y tiembla
a la vez que una cálida caricia tuya me brinda la brisa.

Escrito 13/04/2015.

CARTA A UNA AMIGA SOBRE LA ESCRITURA.

Todavía no he leído el escrito que me mandaste, ese que está hecho para una persona especial. Tan importante para ti como para dedicarle tu tiempo y tu cariño transformadolo en palabras, tan bella ante tus ojos que deseas regalarle algo muy profundo, que proviene de algun lugar indefinido de tu alma, algo, que conociendote como lo hago, con encuentros breves pero llenos de una empatía que está al borde de la complicidad (al menos ese es mi sentir), sé a ciencia cierta que es verdad, aunque afirmándolo se pudieran abrasar mis dedos.

Ante lo que me cuestiono la siguiente interrogante…..¿qué podría este cuentista opinar?

Si escribiste este texto con la ilusión pura de un crío, notando en tu pecho como crecía la próxima felicidad de ese afortunado destinatario, sonriendo aunque tuvieras tus dudas ¿cómo expresarlo?, ¿estará bien redactado?, y miras a esa persona a los ojos después de leído, percatándote así de la rapidez de su latido que también será la del tuyo, y los ojos vidriosos, no solo por unas letras, sino por la verdad que hay en ellas, porque las has pronunciado tú, porque en ese momento estás a su lado, y si después brindais por vuestra amistad……¿qué pega puedo poner a lo que es el dictado de un corazón sincero?

La función principal de todo cuentista decente es la de ser creíble, para ello mezcla retazos de realidad con otros de fantasía, confundiendo muchas veces a su lector, mostrando una imagen que sin ser mentira tampoco es totalmente su verdad….

Entonces, sabiendo esto y dadas las circunstancias ¿qué podría yo opinar?

Para mi los mejores textos son los crudos, los que vienen de dentro, y entre ellos los más hermosos que yo vi fueron los de mi madre, porque aún con sus faltas de ortografía, aún con su redacción mejor o peor elaborada, son los que más me sangraban, lo más real que he leido, lo más profundo, a donde mi pluma jamás hasta ahora ha llegado.

Debo admitir que envidio esos textos…..la del niño que escribe con letra casi ilegible a sus padres un »te quiero», los de mi madre, y ahora sin leerlo este tuyo, pues están escritos con una fibra especial, con algo oculto que viene de dentro, que es sentimiento.

Tú y yo comprendemos que lo importante de las personas es su esencia, y solo puedo decir que lo mismo ocurre con las palabras, lo especial de ellas no es el simbolo en el papel, sino su significado, ese referente que expresa el amor hacia la persona amada.

¿Qué puede opinar este cuentista?

Pues no es otra cosa, que ahora que recién he leído tu escrito, veo lo grande que eres, lo pequeño que me siento, y opino que el destinatario a la fuerza se deberá sentir orgulloso, como lo estroy yo al ver hecho por ti algo tan bello.

Aunque el destinatario de tu texto es una persona que no soy yo, aprovecho estas letras para expresarte el honor que significa ser tu amigo, a pesar de nuestra lejanía cercana, a pesar de nuestra condición dispar, aunque nos digamos pocas palabras, aquí a mi me tienes, sabiendo que también aquí con el paso del tiempo me tendrás.

(Contestación a una amiga….gracias por contar conmigo, esto es lo que sinceramente puedo y sé opinar….)

Escrito el 09/04/2015.

OTRO ADIOS.

Días de palidez trasnochada,
de dolor en estas mis sienes marchitas,
cristales rotos de silencio por toda la almohada,
olor a despedida y azufre,
sabor a mi sangre que se derrama.

Ante mi espejo imploro mi cobardía,
aquella crueldad en la astucia que contienen tus labios,
esa ya pasada falsedad en el calor de nuestros abrazos,
y el anhelo de eternidad,
ese que solo encontraba yo al sentir las caricias y el cariño de tus manos.

Y te pido que me mientas,
que de frente me mires,
pobre de mi que soy un insensato,
ojo que busca en tu ojo,
algo olvidado que fue,
que tu pecho desprecia,
que pierde mi persona,
este cuerpo que sufre,
este espíritu que comprende que es el momento de decir adiós al amor
que tu ya no le otorgas.

En este amanecer se reseca mi boca,
no hay entre los dos más palabras,
compruebo triste que tu alma se halla en guerra contra la mía,
en conflicto está el paraíso que construimos,
a esta hora nuestro mundo se desmorona.

No me digas nada más que un descreído hasta luego,
cierra esta puerta
dándome una vana esperanza,
concedeme un falso consuelo,
por favor mienteme y dime que aún me quieres.

Escrito el 02/04/2015.

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