CONDECORACIÓN ROJO OSCURO

Bajo del estrado después de mi breve y emotivo discurso de gratitud. Camino con orgullo por un pasillo lleno de aplausos que dan reconocimiento a mi labor. En mi mente resuena aún el eco de las palabras expresadas a mi mérito, al valor que con tanta efusividad me han otorgado incluso aquellos mandos con los que discutí vehementemente, a los que protesté por su dejadez  y abandono, a los que acusé de no dar honor a lo elevado de su cargo.

Con este privilegio me siento feliz, pero a su vez me va invadiendo poco a poco un halo de tristeza, pues ambos sentimientos solo pueden coexistir si uno se encuentra en presencia del otro, son como esos dos grandes amantes que saben que no pueden convivir juntos pero tampoco pueden existir ni tener sentido el uno sin el otro.

Al fondo de la sala, cuando se acerca el final de todas las alabanzas que llevan esta noche por bandera mi nombre, se encuentra una hermosa mujer que porta un gran ramo de flores. Al llegar a su altura me lo entrega, me da un beso en la frente y a continuación me susurra al oído ¨ felicidades, ya eres eterno ¨.

Salgo a la calle y allí me espera el coche que me conducirá al hotel, justo antes de entrar me vuelvo para decir adiós y poder inhalar el que probablemente será mi último momento de gloria y al instante se decolora todo lo que me rodea y se vuelve un poco lúgubre, el breve viaje me hace retornar a la realidad de mi soledad.

Me abren la puerta del vehículo, recorro en silencio la alfombra roja de la entrada y el recepcionista me da las llaves de la habitación deseándome un buen descanso. Entro en el ascensor y me atrapa de improviso el recuerdo de mis padres. 

Les evoco a mi lado, les siento, parece que están de verdad aquí. Mi madre entona una nana y mi padre me rodea con el brazo y pone su mano en mi hombro. Se abren las puertas y mientras cantamos los tres se produce de repente un apagón, desaparece la luz.

Apenas intuyo una sombra, un filo que rasga mi piel. Sucede lo que sabía que tenía que ocurrir, llegó el momento que tenía que llegar, pero me hallo en paz. 

Sé que hice lo que tenía que hacer.

Escrito el 20/09/2020