NOCHES DE ROCK AND ROLL

En este día señalado por la tragedia, en el que un pueblo siente añoranza y pena, presentándose un Madrid melancólico, que oculta rostros tristes tras unas persianas hoy cerradas, por las ausencias que dejó el ayer, se oye afinar una guitarra, y un artista rasga la piel de un cielo nublado, que lentamente oscurece, pues llega la noche.

Dos amigos, los mejores que allí se encuentran, en la concurrida plaza de Tirso de Molina, charlan sobre el amor, recuerdan las mujeres que se quedaron atras, y de las que si la pasión quiere vendrán.

Su tiempo transcurre en calma, entre la brisa de sus voces y el sentimiento libre de sus corazones, guiados en un momento dado por una canción,  cuyas notas les transporta a un teatro de cortinas rojas y de sabor a escena.

Como en un sueño les deleita la Contrabanda con su maestría, y Rulo otra vez más otorgó su voz a la eternidad, haciendo de esta noche algo inolvidable, pues logré escapar de mi lamento en un par de horas, cambiando mi vida con aquella música, cuyo compás permanecerá en mi pecho, pensando que alcanzar la belleza y la alegría es posible, puesto que Jorge y yo escuchamos hoy algo bello, lleno de arte y talento, y personalmente pude tocar junto a él la ansiada felicidad con mis dedos.

Escrito el 11/03/2014.

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