Llegué una tarde de otoño, aunque tal vez ya lo había hecho mucho antes. Siempre permanecerán en mis sentidos el recibimiento de las hojas recién caídas, aquel cielo encapotado, y el sonido desesperado del río que buscaba la libertad siempre idealizada del mar.
De las calles que a ambos lados se extendían como alfombra desteñida tan solo recuerdo la extrañeza que me provocaron la baja altura de sus casas y una sensación de calma que en este instante retorna a mi cuerpo.
Decidí que en aquel lugar mi antiguo yo no existiría. No tendría teléfono y mi nombre sería otro. De tal forma me convertí en un extraño, un hombre que no poseía una existencia real. No conservé ninguno de mis viejos contactos, y dejé de algún modo de pertenecer a un mundo que estaba difuso, ya casi olvidado.
Si resurgí en parte de mi auto infligido ostracismo fue gracias a ti. No obstante, no puedo decir que me pese esconderte un secreto, pues únicamente al hacerlo así puedo permanecer feliz a tu lado.
No consigo por más que me esfuerzo evocar nada tan acogedor como el hogar en el que habitamos, y puedo expresar algo que jamás imaginé, y es que el amor a mí también me consigue hacer daño
Observo desde el mirador de nuestro cuarto a los devotos encaminándose a la iglesia al son de las campanadas, y justo al lado de ésta contemplo la plaza en donde los jueves hay mercado. Al fondo se encuentra la casa consistorial, y aún más alejada se halla la fuente en donde te conocí.
Puedo oler aún el mismo pan de aquella madrugada posterior a la verbena en la que nos besamos por vez primera, y desde entonces la embriaguez que me producen noche tras noche tus labios borra la sangre y unos ojos vacíos que a menudo perturban mi paz.
Aquí sí, contigo al fin puedo respirar. En este recóndito lugar me siento a salvo. Mis pasos no dejaron señal y las huellas de mis manos jamás podrán mostrar de mí ningún rastro. Nadie que me busque sabe nada sobre este lugar, no hay testigos, y el asesino huido en el presente no existe.
Sé que está únicamente en mis manos el lograr mantenerme en esta felicidad que jamás conocí hasta que comencé a vivir a tu lado. Desde ahora todo depende de mí, debo comenzar a construir, deseo hacer de mí un hombre que olvide el camino en el que tan solo estuvo de paso.
ESCRITO EL 18/01/2020