PARADA A MITAD DE CAMINO

 Crezco,

como un insensato,

como alguien que iluso

ama esta vida,

como aquel niño

que en el ayer fue,

el que con lágrimas

siempre es y será

abandonado.

Observo en este invierno

el sol y la luna,

arrojo con rabia

mi pasión,

el poco orgullo,

todo arrugado a la basura.

Consternado compruebo

el vaivén de mis nubes,

y en ocasiones triste reconozco

que mi alma anhela

ávida su

sepultura.

Por favor padre,

no vuelvas a mentar jamás aquel

´´ya te lo dije´´,

no me recuerdes las palabras

´´prepárate para este mundo´´,

en él entiendo

que pocos podrán

ser libres,

el lujo es ser esclavo,

mi sueño

vagabundo.

 Mas no hagas

lo que yo hago.

No hables,

no me odies,

no consientas que mis ojos

lloren nunca

en tu regazo.

Creí falsamente

que me hallaba totalmente solo,

que era incapaz de sufrir más golpes

mi cuerpo,

pero yo no era

otra cosa más que un crío,

el mismo

que a esta hora

está aprendiendo a vivir

lejos de su cuento.

Y sí,

crezco como un insensato,

cansado está este espíritu y su vista,

hice un trueque entre

la inocencia y el veneno,

me detengo en mi camino,

respiro,

reflexiono y siento que soy

cada vez más viejo.

Mi existencia está marcada,

el sepulcro noto que se acerca,

aún puedo oler tus pétalos de rosa,

riamos y brindemos,

pues no nos queda

en esta existencia que es nuestra

otra.

ESCRITO EL 27/02/2015.

CUMPLÍ LOS TREINTA Y SEIS.

En este hermoso amanecer, entre cuyo rocío me descubrí ganándole un año más a la vida, ahora que mi vaso se encuentra más lleno que medio vacío, porque te hallo aquí a mi lado, pues haces que no interrumpa mis sueños con su frígida impertinencia la señorita soledad.

En esta mañana de pastel horneado y de metro, sobre cuyos raíles me parece que vuelo, con tu cabeza apoyada en mi hombro, mientras de nuevo el odio se ausenta de este cuerpo que estalla de júbilo, ya que observa su reflejo en el cristal de enfrente, viendo un rostro envejecido, menos joven que anteayer, sin dudarlo más satisfecho y curtido, cuyas arrugas ostentan la experiencia acumulada, la honestidad adquirida, la sensatez aprendida, la sabiduría del que entiende que aún le queda mucho por conocer, demasiado todavía por vivir y cosas maravillosas que experimentar.

Y es que arrastro treinta y seis años a mis espaldas, de los cuales no me arrepiento de ninguno, a pesar de los errores cometidos, incluyendo todos y cada uno de mis sufrimientos y lamentos. Ya no me perturban los pasillos de hospital recorridos, los debates en mi mente sobre si debía morir o vivir, los jamás valdrás para nada, las palmaditas que con rabia y silencio sabía que eran falsas.

En el tiempo transcurrido hay amigos que se fueron, algunos porque se tenían que marchar sin más, a otros grandes los encontré de improviso, a los de la infancia los mantengo en mi memoria, y algunos con sorpresa retornaron. Pero lo que tengo por seguro, es que mis brazos y mi pecho estarán siempre abiertos para aquellos a los que en algún momento en el pasado aprecié o he querido.

La familia nunca se olvida, brindo por ellos con alegría, únicamente me entristecen aquellos que reposan en sus tumbas, no por su paz merecida, sino porque en este instante no puedo abrazar su carnal envoltura. Que sí su alma, pues sé y siento que está presente a pesar de no poder verla con mi terrenal y humana mirada.

También debo decir que mi orgullo no es el haber aprendido a valerme, no es el de poco a poco haber encontrado mi sitio, no es el de haberme hecho un hombre, ni siquiera los altos logros conseguidos. De lo único que me siento orgulloso es de tener los padres que tengo, del placer de ver como crece Alejandra unida al increíble cariño de su padre, que es mi hermano, y de mi hermana y su musical arte, que es como decir que lo estoy de los que son los más míos, los que estuvieron en los duros momentos más cercanos.

Mas no me puedo olvidar delante de este sol y su brillo, de todas aquellas personas que me han ayudado, y de mis dos únicas y bellas amantes, una de ellas se llama escritura, la otra provoca mi pasión y el auténtico amor, ese que alcanzo solo junto a ti, mi al fin encontrada y adorada Marisa.

Escrito el 20/02/2015.

CONCLUSIONES ESPONTÁNEAS.

En este anochecer a tu lado, tu mirada y tus labios me preguntan qué significa para mi el amor, ante lo que sin dudarlo te contesté con un beso, y mis labios susurraron a tu oído las siguientes palabras:

Amor es el sonido del primer llanto, aquel sol que en lo alto produce la apertura a esta vida, las espigas arrastradas por el viento, el vaivén calmado de las olas, el mar y su silencio, la nostalgia de la luna, la soledad del marinero, el pasado y su futuro, la sonrisa de Alejandra, y ese secreto que te cuento solo a ti y a nadie más en este momento.

El recuerdo de mis abuelos, sus tumbas siempre floreadas en la memoria, esta lágrima que se desliza en mi rostro, el no abandonar ante una tremenda desilusión la escritura, el cuidado sin resentimiento hacia mis padres, el abrazo del mejor amigo, las palabras de aliento de un hermano, y al levantarme la comprobación alegre de que permaneces aquí y no te has ido.

Es lo que aprendo al abrir mis ojos cada día, y al descubrirme en el espejo ver que se ausenta de mi al fin el odio, el convencimiento de que otro mundo es posible, y el intento de cambiarlo estando tú a mi lado. La emoción ante un cuadro de Van Gogh, el sentimiento que me produce un renglón de Samuel Beckett, cómo Mark Knopfler rasga con sus acordes mi corazón, es esto y mucho más de lo que a esta hora te digo.

También es el claudicar con dignidad, entender sosegadamente que has perdido, volver a levantarte y respirar, y tener la fuerza necesaria para afrontar aquello que te marca tu destino.

Es una palabra más, el suspiro que suelta por ti mis entrañas, ese latir que ruega por nuestra felicidad, y ese hermoso sueño que está presente en tu persona.

¿Qué puedo decirte más de esta locura con sentido, sino que es lo que ahora mismo siento?, creemos a cada instante nuestra maravillosa historia, teniéndote a ti delante me pregunto y me contesto ¿cómo se puede definir el amor?

Solo sé que existe si te devora por dentro, y que si tu has conseguido probarlo conocerás como yo la explicación y lo que por mi amada en este anochecer siento.

ESCRITO EL 16/02/2015.

CIRCUNSTANCIAS INESPERADAS

Hay días en los que mi cama se convierte en un ataúd. Permanezco inmóvil, petrificado por el miedo, mas no me hace temblar.

Es un pánico que anula lo humano que hay en mí, que no permite que aparezca lo animal, mi sangre se hiela de rabia, mi cuerpo perece, el latido apenas suena, y mi habitación y este mundo se convierten en muerte.

Hay instantes en que mi alegría se muda de barrio, y esta tristeza que siento llama a mi puerta, pierdo el deseo de escribir, el teléfono suena, malas noticias, alguien querido se va y no regresa.

Momentos en los que la enfermedad se hace patente y todo se tambalea, el silencio es una opción que nadie merece, en mis ojos se divisa una lágrima, mi melancolía camina hacia su horizonte de miseria.

El orgullo, la bravura y mi valía, todo lo arrojo al estercolero del desprecio, confuso miro a mi alrededor, noto que la luz de la vida se apaga, y comprendo al fin que no existen salidas entre estas paredes de desolación y desgana. Todo me oprime, y ese espíritu que es mi señor y mi dueño, sin yo entender muy bien el porqué desfallece entre mis manos, que se encuentran ajadas y pálidas de tanto trabajar en vano.

Es ahí, cuando más cansada está mi alma, cuando lo más fácil sería escapar y lo más difícil el cómo, en esos segundos en que pienso que debería provocar mi propio olvido de esta existencia, en los que recupero la fuerza, vuelvo a ser valiente, y retorna mi orgullo, que escribe con letras claras de susurro en mi mente y mi oído: Eres Daniel Sánchez Martín, hijo de unos padres que te otorgaron un don, uno por el que hay que luchar, ya que sabes que a pesar de todo el infortunio que posee, merece en sí la pena. En peores te has visto y de todas has salido mostrando en tu rostro una sonrisa, recuerda que sin la tristeza del gris no existiría la pasión del rojo, y sin lo grotesco del negro no cabría pensar en un verde de esperanza.

Levántate y da un golpe en tu mesa, no importa que sangres. Intenta realizar un nuevo paso, porque una cruel, intensa y bella vida te está esperando.

ESCRITO EL 12/02/2015.

 

DIAS DE MIRADA NUBLADA.

Tengo en mi hogar dos hermanas,
una se llama alegría y la otra tristeza.
Confidentes de mis sueños profundos,
instigadoras de las visiones más macabras.

Ruego porque no trinen en esta mañana los pájaros,
porque no osen emprender su vuelo,
en este amanecer intentad ser comprensivos,
con la persona que escribe este texto.

Pluma de rabia y de ira,
tinta de sangre que brota,
del manantial de un descreído,
que reza sin Dios ni esperanza.

Hoy este sol de hielo me enfría,
su resplandor de mis ojos se esconde,
de mi alma se escapa la vida,
tu cuerpo intenta moverse y no responde.

Nuestro cruel reloj nunca se detiene,
la mesa se encuentra ya servida,
viandas crudas de realidad a la intemperie,
mis dos cómplices hermanas sonríen y brindan.

Escrito el 10/02/2015.

VICIOS OCULTOS.

Fue amor a primera vista, la casa que siempre había deseado. Constaba de dos plantas, en la de abajo, al fondo un servicio y la cocina, en el medio un salón, y a continuación la escalera que subía a la planta de arriba, todo ello amueblado con buen gusto. Destacaban un sofá de piel, una mesilla de cristal en el centro, y las estanterías repletas de libros que rodeaban la estancia.

Al subir veías un pequeño recibidor con una alacena repleta de cajas encima del hueco que dejaba la escalera, contiguo a esto, al traspasar una puerta, el despacho y su imponente mesa de roble, y al final la habitación principal con otro servicio semejante al de la planta de abajo que servía de colofón al que soñé sería mi hogar.

A la hora de preguntar por el precio y los trámites, me sorprendió no sin cierta alegría que traté de disimular lo barato de aquel lugar. Sin duda no estaba acorde con el precio ni de los inmuebles de la zona, ni de las características propias de la vivienda. Fue entonces cuando con cierto recelo pregunté el porqué al agente que me estaba enseñando la casa, él me relató que el sitio había pertenecido a un viejo excéntrico y huraño, se le veía hablar solo por las calles o en el bar, parecía ausente, contaba historias inverosímiles que se inventaba, eso cuando no se paraba a escribir de repente en un cuaderno, casi compulsivamente, cualquier tontería que se le ocurriese a aquella mente enferma. En el barrio decían que estaba loco, y al heredero de la propiedad únicamente le traía esto malos recuerdos.

El agente se encogió de hombros y espetó: ¨esa es la historia, ni sé más de ella ni probablemente habría más que contar¨.

Al día siguiente realicé la oferta y en dos semanas aquella vivienda fue mía, era finalmente mi hogar. Limpié, tiré algunas cosas que no me servían, y observé a tenor de los libros que encontré que aquel desdichado anciano debería haber sido una persona bastante culta, interesado tanto por lo que ocurría a su alrededor, así como por el ser, su funcionamiento y su esencia.

Después de esto llegó el ocaso y pasé mi primera noche aquí. Me noté inquieto, nervioso, y al cabo de un rato me levanté. Encaminé mis pasos hacia el escritorio, cogí una hoja en blanco y un lápiz, inspiré y me puse a escribir. A medida que las palabras rellenaban el folio sentí una especie de plenitud, de gran alivio, cierta sensación de control sobre mi mismo y sobre todo aquello que me rodeaba, un cierto y agradable sentimiento de poder.

Al amanecer siguiente, al despertarme, me propuse arreglar la alacena, comprobé que aquellas cajas que había allí se encontraban repletas de amarillentos papeles, hojas con letra casi ilegible, escritas con mucha rapidez, como si su autor supiese que le faltaba poco tiempo para narrar lo que en verdad quería que no se perdiese, lo que deseaba o necesitaba contar.

En un momento dado dejé a un lado esos folios y regresé a la que era ahora mi mesa, cogí mi lápiz y reanudé lo que empezaba a ser mi gran obra. Para mí estaba comenzando una nueva vida.

Al mes, desesperado y exhausto, en un momento de lucidez, quise denunciarlo como vicio oculto, alegué que esta vivienda producía exceso de creatividad y escritura compulsiva. Sin embargo todos se rieron.

Ahora este hogar está lleno de los cuentos que plasmaron mis manos, y en este instante soy yo el loco excéntrico y huraño. Mi demencia consiste en continuar narrando la obra que otro me dejó como una maldición entre estos muros, o quizá realizó antes de morir un conjuro, para que yo inevitablemente siguiera con su siniestro encargo.

ESCRITO EL 08/02/2015.

ASÍ ME VEO Y ME SIENTO.

Como afanada hormiga me veo,
dispuesta, diligente y atenta,
no siempre quiero lo que puedo,
jamás lo que deseo me sustenta.

Aguanto hasta cincuenta veces mi peso,
poseo una paciencia que no halla esperanza,
tan solo me reanima de tus labios un beso,
por la mañana suspiro y comienzo una nueva labranza.

Observo tanta injusticia en esa cigarra,
la que sin hacer nada me roba mi fruto,
que una herida crece en mi alma,
a menudo mi mundo está de luto.

Como una acalorada hormiga me siento,
triste y enfadada consigo misma,
alegre y luchadora porque sé que te quiero,
a pesar de todos los pesares,
me veo y me siento triunfadora del amor y de la vida.

Escrito el 03/02/2015.

SOLO TU

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Quién osa perturbar tu descanso,

sino esta mano de pasión que tiembla.

Qué extraña luz y brisa te roza,

en esas noches que miras hacia tu tierra.

Qué dulce lágrima y llanto,

tuyas, mi amada sirena.

Princesa de modesta carroza,

mujer de destacada belleza.

A mi oído llega tu canto,

añoranza que te recorre las venas,

en tu regazo una rosa se posa,

mientras mis labios sin dudarlo te besan.

Amor que llegaste de lejos,

por Madrid al fin te he encontrado,

una pregunta le hago hoy a mi espejo,

¿qué puede soñar lo que es en sí un sueño?,

solo tú Marisa sabrías contestarlo.

(Para Marisa Belarmino, mi sueño, mi amante y mi amor)

Escrito el 01/02/2015