UNA VELA EN LA DISTANCIA

magdalena

Hace tres días te escribí algo que ahora mismo se encuentra en la papelera de mi despacho, y es que al levantarme esta mañana y releerlo me ha sonado, si te soy sincero, bastante falso. En gran medida reflejaba cosas que son ciertas, pues la vida me ha otorgado regalos preciosos. Enumeraba algunos como la sonrisa de mi hijo, y a su vez mencionaba algunas de las cosas que para mí son sin duda de las más importantes. También hablaba de tu voz al cantar, decía que es un tesoro del alma….. y sí, todo eso era y es algo que siento como verdad, sin embargo, expresaba que era un día maravilloso, y ahí, en ese preciso instante, me sobrevino un dolor agudo y repentino que me recorrió la mano con la que suelo sostener mi pluma.

Rememorando el pasado creo que nunca hemos estado separados a lo largo de los años en esta fecha, y si alguna vez lo estuvimos no lo consigo recordar. No obstante, sé que este día transitará al igual que un vagabundo sin rumbo ni sentido por mi mente, acarreando su pesado sentimiento de ausencia a cuestas.

No me hagas mucho caso, debemos hacer de tripas corazón e inventar algún tipo de celebración, porque no deja de ser un día maravilloso.

Tan sólo se me ocurre regalarte la imagen que tú misma me regalaste años atrás y que ahora está expuesta en un póster en la habitación de tu nieto. Son tres ángeles de los cuales el más rezagado lleva su corona caída. A dicha imagen le acompaña un texto que lleva como título ¨No te rindas¨…

En esas líneas está resumido mi deseo, no te rindas, porque a pesar de la añoranza inevitable que nos abruma hay que tener presente que pronto nos podremos abrazar de nuevo.

Una vela en una magdalena deja triste a cualquiera, no obstante al probarla compruebo que tiene un sabor agridulce. Su dulzura la pone la felicidad de mi vida y el orgullo que rebosa de mi pecho por tenerte como madre.

Gracias por tu coraje mamá, gracias por quererme y por cuidarme.

Feliz cumpleaños.

28/04/2020