Crezco,
como un insensato,
como alguien que iluso
ama esta vida,
como aquel niño
que en el ayer fue,
el que con lágrimas
siempre es y será
abandonado.
Observo en este invierno
el sol y la luna,
arrojo con rabia
mi pasión,
el poco orgullo,
todo arrugado a la basura.
Consternado compruebo
el vaivén de mis nubes,
y en ocasiones triste reconozco
que mi alma anhela
ávida su
sepultura.
Por favor padre,
no vuelvas a mentar jamás aquel
´´ya te lo dije´´,
no me recuerdes las palabras
´´prepárate para este mundo´´,
en él entiendo
que pocos podrán
ser libres,
el lujo es ser esclavo,
mi sueño
vagabundo.
Mas no hagas
lo que yo hago.
No hables,
no me odies,
no consientas que mis ojos
lloren nunca
en tu regazo.
Creí falsamente
que me hallaba totalmente solo,
que era incapaz de sufrir más golpes
mi cuerpo,
pero yo no era
otra cosa más que un crío,
el mismo
que a esta hora
está aprendiendo a vivir
lejos de su cuento.
Y sí,
crezco como un insensato,
cansado está este espíritu y su vista,
hice un trueque entre
la inocencia y el veneno,
me detengo en mi camino,
respiro,
reflexiono y siento que soy
cada vez más viejo.
Mi existencia está marcada,
el sepulcro noto que se acerca,
aún puedo oler tus pétalos de rosa,
riamos y brindemos,
pues no nos queda
en esta existencia que es nuestra
otra.
ESCRITO EL 27/02/2015.
Me gusta! Definitiva sentencia
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