Tengo en mi hogar dos hermanas,
una se llama alegría y la otra tristeza.
Confidentes de mis sueños profundos,
instigadoras de las visiones más macabras.
Ruego porque no trinen en esta mañana los pájaros,
porque no osen emprender su vuelo,
en este amanecer intentad ser comprensivos,
con la persona que escribe este texto.
Pluma de rabia y de ira,
tinta de sangre que brota,
del manantial de un descreído,
que reza sin Dios ni esperanza.
Hoy este sol de hielo me enfría,
su resplandor de mis ojos se esconde,
de mi alma se escapa la vida,
tu cuerpo intenta moverse y no responde.
Nuestro cruel reloj nunca se detiene,
la mesa se encuentra ya servida,
viandas crudas de realidad a la intemperie,
mis dos cómplices hermanas sonríen y brindan.
Escrito el 10/02/2015.