Quién osa perturbar tu descanso,
sino esta mano de pasión que tiembla.
Qué extraña luz y brisa te roza,
en esas noches que miras hacia tu tierra.
Qué dulce lágrima y llanto,
tuyas, mi amada sirena.
Princesa de modesta carroza,
mujer de destacada belleza.
A mi oído llega tu canto,
añoranza que te recorre las venas,
en tu regazo una rosa se posa,
mientras mis labios sin dudarlo te besan.
Amor que llegaste de lejos,
por Madrid al fin te he encontrado,
una pregunta le hago hoy a mi espejo,
¿qué puede soñar lo que es en sí un sueño?,
solo tú Marisa sabrías contestarlo.
(Para Marisa Belarmino, mi sueño, mi amante y mi amor)
Escrito el 01/02/2015
Muy bonito y con mucho sentimiento y alegria
Me gustaMe gusta