Aranjuez, a 29/01/2014.
En esta noche desapacible en la que no puedo conciliar el sueño, en la que el llanto y la pena me invade, he tenido la necesidad de daros mi gratitud a vosotros, los dos miembros de la clínica Marañón. Por vuestro trato durante todos estos años, por el amor que brindáis a todos los animales, y por el aprecio que mostrasteis a mis dos mejores amigos, Tizón y Niko, que aunque por distintas circunstancias, tuvieron igual destino.
Con los dos estuve hasta el final, hasta el último suspiro de Tizón, y el cerrar de los ojos de Niko, y ambos me han dejado un gran vacío. Pero me quedo con el amor que me dieron, con sus saludos ladrando y moviendo el rabo al regresar día tras día a mi hogar, con sus lametazos para que me despertara, y con el genio de Tizón y la bondad de Niko.
No obstante es inevitable durante un tiempo permanecer triste, hoy me falta la cabeza de Niko apoyada en mi hombro mientras duermo, y es como si faltase una parte de mi. Yo no seré el mismo después de haberlos tenido, pues me enseñaron tanto…
A pesar de que según dicen ellos no tienen sentimientos, de lo que científicamente me cuesta creer, los que provocaron en mi corazón fueron tan intensos y bellos que me han cambiado para siempre.
No puedo decir más, excepto repetiros mis gracias. Aquí tenéis a alguien que os aprecia, a pesar de que no creo que vuelva a acoger a otro compañero.
Para finalizar, querría expresar tan sólo el razonamiento de que ojalá todas las personas solitarias como yo lo hicieran, puesto que su compañía aún en su ausencia, me ha llenado el alma.
Escrito la noche del 29/01/2014.