Desde que nací voy construyendo cimientos,
aprendí de las primeras desilusiones,
de todas mis idas y venidas,
entonando las mismas viejas canciones,
labriego soy de la vida.
Busqué en persona ajena el entendimiento,
la comprensión,
quedando ya de lo humano un adiós resignado,
algún sentimiento.
Construí cimientos fuertes,
cimientos endebles,
algunos fueron reconstruidos,
otros perdidos para siempre.
Deseé levantarlos todos con mi amor,
con la esperanza vana de que fuesen eternos,
a veces tuerce su rumbo la construcción,
la materia se pudre,
cambia el arquitecto y su planteamiento.
Cimientos que el agua y los vientos corroen,
que gimen de dolor al abrirse,
algunos yo los rompí,
otros la injusticia de un vándalo
que hoy me maldice.
Sin embargo muchos vuelven a crearse de nuevo,
pocos son los que permanecen,
recios a pesar del desencuentro,
duros a pesar de los caprichos y del transcurso del tiempo.
Escrito el 31/03/2015.