Sé lo poco que comprendí de los autores y de algunos de sus libros. Las lecciones que recibió mi vida, las que posee la experiencia, las de mis breves días. Lo retenido de los actos de mis padres, de sus palabras, de los constantes errores. También seré lo que hizo de mí el entorno, esa tierra cambiante, mis paisajes perdidos, las influencias ajenas, y esas enemistades que se iniciaron como casi todo en la escuela.
Aprendí que soy polvo en condena, que una eterna duda se halla encerrada en mi pecho, que esta mente es un torbellino enfermizo de ideas, y que en mi alma tengo un ansia que crece, el de una libertad inexistente.
Entendí que es imprescindible ser consciente del presente, y que debes de comprender como llegaste hasta donde estás. Mas si tus piernas se cansan por la dureza del camino, proyecta un nuevo futuro, da un paso hacia donde te guíe un latido, lucha por aquello que tu alma siente como una necesidad.
Sé que no hay que ser falso en el amor, y que cada cual no suele tener lo que se merece. Observé que esta sociedad a menudo considera al más pobre de espíritu como a un triunfador, y que esa gente a mí no me importa ni me interesa, simplemente no existe, pues no se merece ni mi condena.
La honestidad no vende portadas, la mentira es un Dios que abre puertas, la sinceridad se pide con una voz muda, y lo que quieren oír tus oídos es preciso que se escriba con letras de oro, porque aunque ello sea pura falacia, representa lo grande que eres,
e iluso así te sientes.
Pero la enseñanza más importante, por lo que doy ahora fin a este texto, es que nunca debes decir todo lo que sabes, que tienes que ser prudente, pues esclavo eres de lo que has dicho, y después de nada sirven posibles lamentos.
Mas da igual el orgullo, la paciencia y lo escrito, ya que hoy se asomó insolente el sol, sé que mañana un mar de oscuridad cubrirá este cuerpo, mi ataúd está a la espera, y mi obra, mi gente y este mundo, olvidaran todo lo que me hizo sonreír, y nunca sabrán con certeza cuáles y cuántas fueron mis penas.
Seguro que es mejor así, cada uno es juez de su propio camino. Tan solo me queda respirar, sentir y amar, mientras aún corra magia y sueños por mis venas.
Escrito el 15/12/2014.
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