Creí que habría un nuevo mañana,
un sol que acariciara
la piel de mi cuerpo,
una sonrisa,
la tuya,
en cada recuerdo
que dejara el viento.
También,
que la oscuridad estaba de paso,
que todas las palabras
eran meros caprichos del tiempo,
que tus abrazos,
madre,
me acogerían siempre atentos.
Creía en nuestra eternidad,
juntos tú y yo de la mano,
y a esta hora el reloj,
es para los dos
un despiadado amo.
Iluso creí tan sólo en tu querer,
mas descubrí con sorpresa un suspiro,
plasmé tajante un
¨nos volveremos a ver¨,
y emprendí realmente
lo que empieza a ser mi propio destino.
Mas desconozco el futuro,
protestó en la despedida
la imposibilidad de mi retorno,
entendí que la lucha es a muerte y constante,
y que ahora es sólo mía,
ya jamás será de otro.
Mi error en el pasado
fue el carecer de fe en mí mismo,
el contemplar tantas veces
la queja de mis cobardes labios,
el tener la pretensión de encarcelar
la libertad de mi mente,
y el no romper nunca con la tristeza mi contrato.
En este momento
no caben más mentiras,
mi ceguera vio al fin su luz,
porque sé a ciencia cierta,
que en este mundo tan bello como hostil
también te hallas tú.
ESCRITO EL 20/11/2014
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