Creía saber el significado del amor,
lo creía también de los asuntos del dolor.
Oía vuestras palabras
sin escucharlas realmente,
creía que la experiencia
en vez de hacer libre,
aturdia a la más lúcida de las mentes.
Ahora os equivocais al pesar
que quiero dar una lección,
cuando lo único que pretendo expresar
es mi estupidez e indefension.
Los más jóvenes creerán entender
estas palabras,
tal y como hice yo,
pero no saben nada,
yo sé que humilde tampoco,
esa es la verdad de la vida,
no creas jamás que todos llegamos a esta conclusión.
Entiendo que era una persona simple,
y que en este momento no soy mucho mejor.
Sí, maestro Jaime,
al fin comprendo que nunca volveré a ser joven,
y que a mi obra se la llevará la muerte,
aunque sea realizada con los trazos de la pasión.
Por ello es inútil descalificar,
pensar que el otro cometió un error.
El error es el tuyo y el mío,
cada historia es única y secreta,
hay que empezar por tener compasión.
Mas la pena en mí no se encuentra,
la melancolía caló en mis huesos maltrechos,
no sé lo que es la felicidad ni si existe,
lo que sí sé es que respiro,
y que ese es el mayor impulso,
lo que considero
aún teniendo dudas en Dios,
como la mayor bendición que se halla en mi corazón.
Escrito el 10/11/2014.