Desearía una casa que ostentase nuestro nombre,
ver la alegría de un zagal crecer a mi vera,
vislumbrar en lo alto de un monte,
aquello que ansía mi latido en espera.
La sangre y el pecho de mi madre sano,
la ausencia de preocupación del amado padre,
ver cómo tiende su Dios una mano,
que con su infinita bondad por siempre los ampare.
No quiero ningún triunfo regalado,
ni altares bellos pero huecos,
un espíritu que se encuentre varado,
tan sólo de ti un auténtico beso.
Necesito algo que sea sincero,
un trayecto sin mentiras,
un compromiso eterno,
el mío propio con la vida.
Preferiría un mundo más amable,
carente de falsedad e hipocresía,
donde verdaderamente se dijese lo que se hace,
en el que la mayoría actuase con valentía.
Haber merecido con mi sudor un tejado,
no tener que escribir por tantos muertos,
así es el existir del marginado,
del que yo únicamente pretendo plasmar su lamento.
Túnel de oscuridad,
locura incesante,
ostracismo a perpetuidad,
pacto contigo mismo de lucha constante.
Este es mi más preciado deseo,
el intentar cumplirlo sólo es un sueño.
Escrito el 28/05/2014.