El siguiente texto está escrito a dúo, no tiene título, puesto que la mano que lo concibió no se lo puso o no me lo dijo, y yo con humildad y respeto no me atreví.
Su autora principal se llama Ana Belén HERNANDO ESPADA, la idea y realización del bello boceto que lo ha inspirado son suyos, este servidor únicamente le dio un toque propio, como la ensalada ya realizada en su conjunto a la que se le deseara dar un toque final.
Mi agradecimiento es para ella, por permitir colgar en mi blog lo que es en esencia suyo, y por recientemente denominarme como amigo.
Con mi total aprecio y comprensión.
Daniel SANCHEZ MARTIN.
Acuchillarme,
una y otra vez,
para así dejar un reguero de ti,
pozo con sed,
agua que eres de ceniza,
madre que me dio la vida.
Podrías sentir mi presencia junto a la tuya,
en este espejo que refleja mi impotencia e indisposición.
En un intento de amarte quizá desesperado,
te permitiría lamer mis dolorosas sienes,
pues estamos las dos cogidas de la mano,
en esta eterna ceremonia de muerte.
Pudieras hacerlo así,
continuar notando mi cuerpo de esa manera,
como si él no hubiera crecido,
como si mi alma aún estuviera en espera.
Soy ese idéntico embrión que en tu vientre se hospedó antaño,
cuyo pecho siempre pugna aunque se encuentre lleno de duda,
ya que no sabe si abandonar un baile que no tiene sentido,
o continuar buscando ese idílico vals
que inunde su rumbo de pasión y de ruido.
Constante repetición,
ley que nadie escribió,
retorno sin fin,
volver de nuevo hacia ti.
Avanzo otra vez,
escalo con esfuerzo a aquella arista,
una que forma parte de mi,
que se encuentra presente en mi travesía.
Y mientras,
te estiras y te contraes,
derramas una de tus raíces,
sellas mis temblorosos labios,
acallas el clamor de mi boca.
Me encomiendo a un imposible,
me observo como una necia imposibilitada,
que cierra de un golpe su puerta,
que no sabe si la abrirá en el alba.
Y me atrapas,
otra vez estoy amodorrada entre tus brazos,
inclinada en tu suave costado,
amarrada a tus fuertes lazos.
Baila el aroma del rencor en mi saliva,
que por momentos recupera su agrio sabor de acero,
y noto cómo me recorre el odio por dentro,
la sangre que fluye y quiere escapar por alguno de nuestros huecos.
Sentir mientras tanto cómo me zarandean,
cómo de su danza ritual me empujan y me atraen,
sin entender muy bien el porqué mi mente ante esto especula,
pues ardiente de emoción desea de ello participar a la vez que se niega.
Porque un grito hay en mi cabeza,
no sé si es amor a esta vida o carencia de ella.
ANA BELEN HERNANDO ESPADA Y DANIEL SANCHEZ MARTIN. 25/05/2014.