Mi normalidad despreciada,
desterrada a un lugar imposible,
vuestra mirada que sólo ve lo que quiere,
desahuciado mi entendimiento,
ya que aposentáis una cerrada mente.
Me piden sin dar,
al que presumen más débil es el más fuerte,
intento respirar,
cada día me ahogan más intensamente,
de mi boca brota sangre,
sufrimiento de mis sienes.
Siempre sed de libertad,
ausencia eterna de ella.
Te piden que creas palabras,
que sonrías en tu presente,
pero hechos no realizan,
ni lo intentan tan siquiera mostrándose ruinmente.
Consejos deshonestos,
en nihilista me he convertido,
incrédulos se volvieron mis ojos,
porque no entienden la desconfianza del resto.
Sé que ni lo hacen ni lo harán,
nadie jamás apostó un dólar por mi,
la vivencia propia es demostrar,
esperaré lo mismo de ellos en mi existir.
Mi verbo dejará de hablar,
nunca mentará su desdicha,
mis ojos lágrimas podrán reflejar,
intentaré que nadie se posicione por encima.
Sociedad ignorante,
familia carente de fe,
no me pidáis nada,
pues como un ser inútil me veis.
No os coloquéis medallas en mis triunfos,
ni se os ocurra llorar si desfallezco,
haced lo mismo que hacéis ahora,
desconfiad por completo de mi actitud valerosa.
Tratarme como a un desgraciado,
pues esa es la raza que este mundo me ha asignado.
En soledad se encuentra mi alma,
lucharé contra todos vuestros pensamientos,
jamás os volveré a pedir nada,
esperaré lo mismo de la falsedad que mostráis en determinados sentimientos.
Ni empatía ni ayuda de nadie recibí,
tan sólo su limosna,
aún así, aunque a lo mejor debiera,
la misma moneda nunca os ofrecerá mi persona.
Escrito el 21/05/2014.