Una tarde soleada de primavera, en un diferente hogar de una misma ciudad, al otro extremo de un caminar ajardinado, de un paisaje floreado y tranquilo, ese que como un sueño es a menudo considerado.
Una urbanización ajena al ruido, solitaria al bullicio, plena de paz y sosiego, allí se halla entre otras esta familia, la que inicia junta un eterno vuelo.
En su seno habitan hasta esta hora tres miembros, puesto que otra nueva luz se acurruca a la espera, dentro de poco podremos contemplar su estela corretear por el campo cercano, pues empezará con su brillante palpitar a dar guerra y felicidad a cuantos le rodean.
Un perro con rastras me da la bienvenida, miedoso en el primer instante ante mi presencia, el otro se muestra cauteloso, observa y olfatea el olor de aquel extraño, la que le atrae de él la suave brisa.
Lugar acogedor, en donde habita un niño de ojos vivaces, el hijo de un viejo amigo, con el que sin esperarlo me topé de nuevo en mi camino. Ahí está, cambiado pero igual, y me cuestiono cómo me verá su mirada, pues la mía se alegra del inesperado reencuentro con intensidad.
Ambos apreciamos juiciosamente el presente, el futuro no sabremos jamás que nos deparará, él consiguió una esposa a la que ama, y con su mutuo latir formaron un nido familiar. Una existencia estable, dentro de lo que es este mundo y su tempestad.
Cuando le observo con su hijo al lado, y le veo pasear con orgullo hacia la cercana acequia, mi corazón no puede mas que sentir una sensación sana de envidia. Pues en mi se halla ese secreto deseo, ese proyecto de amor y de temor, ese que sólo provoca la querida paternidad.
Soy consciente que a nuestros pies se encuentra el agua que se llevará lo malo que vendrá, ya que lo bueno en lo profundo del alma permanecerá.
Mi antiguo compañero me expresa su intención de otorgar a ese ser que recién empieza lo que él pueda de libertad, procurando hacerle seguro de si mismo, ante lo que es el resto de la sociedad.
Después apareció un dragón que es un cocodrilo, y cuyo nombre es ¨Cocá ¨, un balón llamado gol, y una sonrisa que fue producto de mi debilidad.
Al final llegó la despedida en el ocaso, con un beso de este niño lanzado al viento, uno que se aposentó con dulzura y candor en mi mejilla, uno que le devolví con mi sentimiento.
Él es un ser querido, cuya fisonomía y carácter crecen a cada instante, que descubre raudo lo que es su entorno, pues en su mente entra ahora la información a raudales.
Pensamiento inquieto, mantente así en el tiempo, ya sea en la lejana Alcarria, o en el en este momento pero no para siempre inmenso Madrid.
Tienes un mundo por delante, el tiempo te dará la sabiduría que en él necesitas, junto a los tuyos aprenderás a interpretarlo y conocerlo, y ten por seguro que tus padres sé que te ayudarán en esta vida y tu trayecto.
No le temas nunca a pesar de algún inesperado infortunio, pues de lo que nos ofrece debemos disfrutar, no decaigas en ninguna permanente tristeza, el sol de nuevo al siguiente día saldrá.
(Dedicado a mi amigo Luis Ángel y su familia).
Escrito el 04/05/2014.