Mi felicidad es la ternura que me brindas, el levantar sensual de tus cejas, la elegancia que destila tu porte, lo dulce de tus besos, y la sencillez de tu carácter.
Ésta también es hallada en tus abrazos, en ese instante en el cual se detiene el tiempo, estando tu cuerpo junto al mío, consiguiendo nuestro latir que el resto del mundo no importe.
Tu sonrisa desde ayer se convirtió en mi bandera, tus labios son la droga que me embriaga y da fuerza, mi patria al fin la encontré en tu regazo, y mi ilusión para mañana es poder verte contenta de nuevo.
Mas mi razón comprende que en tan poco tiempo lo sentido por mi pecho aún no es amor, pero sí es alegría por estar a tu lado, una cierta esperanza en el futuro, y un delirio mutuo de pasión.
Sin embargo, en este amanecer solitario, de sábanas vacías y recuerdos cercanos, sé que al pasear contigo la pasada noche, al encontrarse nuestros anhelantes ojos, pudiendo así mi mirada sorprenderse con la sutil belleza de tu rostro, me hallé ante algo inusual, algo olvidado, perdido en el pasado, y comprendí en ese momento lo que verdaderamente es sentirse afortunado, lo que realmente es ser feliz.
Escrito el 16/03/2014.