Busco entre mis textos una frase,
algún verso escondido,
que con dolor no me abrase,
al darme cuenta que me he decidido.
Por un mundo aparte,
uno en el que casi nada cabe,
ni siquiera el amarte,
hasta que mi latido bajo tierra acabe.
Escogí este rumbo diletante,
en el que sólo doña filosofía me agrada,
siendo la palabra la única amante,
con la que pasar una discreta velada.
Pues todo bajo nuestro cielo es decisión,
ante mis compañeros de viaje me hallo,
ellos son los lectores de mi rebelde evasión,
y de la penosa existencia entre cuyo bullicio me callo.
Ya que un ruido inmenso la rodea,
un estrepitoso y completo sinsentido,
en la que mi mente con peligro merodea,
un terrible sufrimiento exhalando con lo escrito un alarido.
Por amar y odiar tan intensamente,
tanto que mi pecho en ocasiones revienta,
quedando mi alma paralizada cruelmente,
implorando a un Dios que por mi actitud se lamenta.
Porque únicamente pido libertad al pretender crear belleza,
sin sentir en el estómago ninguna zozobra,
del traicionero éxito y su posible riqueza,
deseando aunque pobre y humilde conseguir una magistral obra.
Escrito el 21/11/2013.