A lo mejor quisiste dedicar más tiempo a las personas que aprecias, sin tu ropa haber respirado completamente libre al mirar por la ventana, haber tenido en tu pecho un sentimiento aún más noble, y haber ostentado a la vista un carácter menos agrio. Pero al fin y al cabo todavía eres parte, de esta realidad que es tan imperfecta como todo lo que es humano.
Seguro que hubieras deseado haberte callado, cuando tus labios hablaron insensatamente, y haber expresado con mejores palabras, lo que ya fue al aire lanzado.
Te gustaría haber creido que el mundo era mucho más amable, y haber disfrutado de él con lujuriosa alegría. Sin tener después que contener en tu creativa mente, ningún pensamiento erróneo que te hubiera culpado.
Sonreír ante esas pequeñas cosas, las que nos brinda sin tapujos la vida. Cosas como la suave brisa en el rostro, y una taza de café en la fresca mañana, el tacto de tu mano al hundirla en la arena, y el sabor de esos besos, si llegan, del ser por ti más odiado y amado…
Pretendiste decir un «te quiero» en tu melancólico poema. Un «te amo» a la existencia que se escapaba de tu lado. Al expulsar de tu boca un último suspiro, al suplicar un abrazo con tu desconsolado llanto.
Mas no pudiste hacer otra cosa, que seguir con ahínco un sólo destino, el que fue creado por tu virtuoso talento, el mismo que mantuvo tu sustento en el camino emprendido.
Hallaste así la extrema belleza, la que muchos otros devotos anhelamos, pero que está al alcance de sólo unos pocos, los que nacieron con una estrella bajo su casi celestial brazo.
Mas a todos nos espera el mismo final, el de nuestro cuerpo marchitándose despacio, que termina convirtiéndose en liviana y gris ceniza, dentro de un ataúd cerrado allá en el campo Santo.
Con la sustancial y justa diferencia, puedes sonreír ahora postrado en tu lecho, que gracias a tu admirada y hábil destreza, sera coronado tu nombre en lo alto.
Ya que con el trabajo de tu humilde oficio, conseguiste el buscado resplandor que raramente es logrado, siendo éste el que convierte en auténtico arte, todo lo que en otras manos se ve como mundano.
Retenida ahora tu creación en pupilas ajenas, tu legado será cuidadosamente guardado, puesto que cuando caigamos en el olvido la inmensa mayoría, tu permanecerás con tu obra en la memoria grabado.
Escrito el 19/11/2013.