Las calles de Madrid fueron testigo de nuestros paseos, de nuestros encuentros. LLegado el momento yo decidí ser honesto, quise no mentir a un sentimiento que comenzaba a crecer, que comenzaba a mostrarse como verdadero. No por miedo alguno, sino más bien por bondad, porque intuía que tu te alejarías de mi vera sombría, siendo lo pretendido una realidad. Lo deseé y ahora lo comprendo, quise de nuevo solo emprender mi vuelo.
El rumbo de la vida nos unió en un tramo del trayecto, bifurcándose en este instante el camino, tú siguiendo tu senda religiosa, yo andando solitario hacia mi incierto destino.
Ese que estará alejado de tu presencia, aunque de mi mente jamás serás borrada. Ni tú ni aquellos maravillosos días, en los que la felicidad nos fue entregada.
Porque como dijo un sabio poeta, ¨Donde fuiste feliz, no has de intentar volver¨. Manteniendo así bello tu recuerdo, evocándolo un instante a cada amanecer.
Tan sólo te ruego, que busques un hombre que te cuide, un hombre que te respete, te alabe y te ame. Y que tú con él hagas lo mismo, pues no hay nada más triste que un sentimiento falsamente compartido. Hallando así en vuestro mutuo amor a un compañero, que si Dios lo permite será eterno.
Mas no lo busques exclusivamente en el mundo religioso, puesto que ello no es garantía de nada, es preferible encontrar un noble corazón que en su honradez no tenga tacha, a un piadoso malvado, de fines truculentos. Eso te aseguro que es lo que más importa, te lo dice mi maltrecho corazón, el mismo que a pesar de su breve existencia, de desengaños tiene bastante escarmiento.
Deseándote al fin un buen viaje, y un mejor destino. Ofreciéndote mi sincera amistad, pues a tu llamada acudiré siempre raudo, pretendiendo mi corazón que a tu Dios nunca abandones, y que en tu interior a Él siempre le halles.
Yo continuaré paseando solitario, hacia un incierto destino. En mi pecho estará aposentado, tu recuerdo hasta mi ocaso.
Y es que lo deseé y ahora lo comprendo, quise de nuevo emprender solo mi vuelo.
Escrito el 13/10/2013.