LA FELICIDAD, EL AMOR Y EL DOLOR.

Felicidad es una copa de sidra entre las manos, y recibir el nuevo año al lado de mis padres, añorarte a pesar de que en la lejanía te hallas tan cerca de mi pecho, y evocar la sonrisa de Alex, una llamada tuya, esta noche y su bruma, y esa voz que emocionada me susurra «te quiero».

Felicidad es la historia pretendida, algo irreal que en realidad siento, ver cómo te despiertas al alba, poder acariciar de nuevo el rostro de mi madre, y continuar descubriendo a ese padre del que soy y seré reflejo.

Saber que mañana nos podrá envolver el huracán oscuro de la tristeza, pero a su vez que pronto volvería a amainar, pues no existe la eternidad para ningún lamento, no hay llanto que se refugie en los ojos a perpetuidad.

Amor es retornar contento al hogar, sonreirte sin entender muy bien el porqué, el intento de cuidarte y de velar tus noches de hospital, y el perdón de tantas palabras y reproches, pues se pierden todos ellos por los recodos del río del olvido, ya que no hay en nosotros dos rencor ni ganas de recordar.

Amor es abrazarte y suspirar al escuchar tu nombre, desear tu alma cuando me encuentro dentro de tu cuerpo, y tener presente que eres libre, aunque yo quiera encarcelarme a la pasión que por ti padezco.

Es la sana enfermedad que me provocas, la droga que le devolvió la alegría a mi vida, mi adicción es tu boca, pagaré con mi alma los besos que tú me brindas.

El dolor es la muerte, tu ausencia en mi lecho, esa despedida que se aproxima lentamente, las lágrimas que vi de ti cuando tú no notabas que yo estaba atento.

El dolor es el contraste necesario, algo que debe otorgarnos un saber, pues con él llegamos a comprender lo que en verdad nos importa, su carencia es carencia de amor, lo que produce pasión ha de doler.

Escribir, soñar y quererte a ti mujer, es felicidad, amor y dolor en esta vida, haberte conocido mi salvación, te debo lealtad, lo poco que soy, y el intento de alcanzar para ti la luna mientras mi latido resista.

Escrito el 01/01//2015.

Publicado desde WordPress para Android

ENTRE EL CÓCTEL DE GAMBAS Y SUS SONRISAS.

Me dio una especie de espasmo, un escalofrío, entre el cóctel de gambas y la sonrisa de mi padre algo marchaba mal, una inquietud se empezaba a apoderar de mi cuerpo haciéndome mover de forma compulsiva el dedo índice de mi mano derecha.

Mi madre reía, alguien había dicho algo supuestamente gracioso, mi hermano me propició un codazo en el hombro que en ese instante no supe interpretar. Estruendo, ruido, júbilo, las voces de la televisión mezclándose en un infernal caos con las de mi familia, y mi sobrina que comenzó a chillar mientras a su vez mi cuñada le pedía gritando que se calmase.

Desaté el nudo de esta corbata que no era yo, sino un complemento que no me pertenecía, con el que tenia que convivir en ese día, a pesar de lo incómodo, a pesar de que a la mañana próxima me olvidaría de él porque habrían cambiado las circunstancias.

Me ahogaba, me faltaba aire, agarré una jarra que temblaba, gran parte del agua que contenía se derramó por el mantel. Bebí y me levanté, me excusé en un susurro y salí de aquel cuarto lleno de un aroma que se asemejaba al de los posos de un café con sabor a felicidad navideña.

Recorrí la casa en semi oscuridad, siluetas de cuadros, claroscuros en cada estancia, peldaños que gemían a mi paso, y yo que subía al mismo tiempo que mi angustia crecía, encaminándome hacia mi antiguo cuarto.

Sabía que había algo ausente, sentía ante ello frustración y rabia, encendí la luz de la lámpara de la mesilla de noche, y allí se hallaba el misterio de lo que hacía zozobrar mi alma.

Una foto, una sonrisa, esa mirada, la evocación de un abrazo.

Puesto que tú eras en esta maldita y entrañable fecha lo único que me faltaba.

Escrito el 24/12/2014.