Sueño y estoy despierto,
esta ansiedad que siento me atenaza,
el ocaso de un nuevo y lánguido día
presupone junto a ti un bello mañana.
Tú, que eres dulce alegría,
tú, que das esperanza a mi alma,
regresas a estos añorantes brazos,
vuelves feliz
siendo realmente mi amada.
En esta noche en vela,
una más ésta entre tantas,
desea mi cuerpo tenerte,
quiero observarte desnuda en mi cama.
Tú, esa bella y huidiza locura,
tú, dulce sirena varada,
que apareces de repente entre el gentío,
que atraviesas mi corazón con tu espada.
Ojos de luz y de sol,
labios de fe y de pasión,
sólo hacia ti miran mis ojos con devoción,
pues tan sólo tú puedes ser la dueña de mi amor.
Escrito el 07/05/2014. Reescrito el 26/02/2016.