Te veo escribir
y observo atentamente tu figura,
tu semblante a menudo es entre serio y nostálgico,
y además sé que para ti nunca es ni será ningún placer fingir…
También sé que lo único que buscas es ser feliz
y sentirte libre,
y que ni el dinero ni la fama
son cosas que desees
ni te impidan dormir.
Descubro al mismo tiempo que tus ojos
las lecturas que lees en soledad,
y en el papel persigues al menos la consideración de narrador decente,
pues en tu mente se encuentra siempre el anhelo del alumno,
el de superar al buen maestro y así mejorar lo que él hubo escrito.
Lo que te impulsa es la vocación,
la ilusión de expresar aquello que experimentas y que solo tú ves,
y comprendes que en ti no hay ningún genio,
pero a su vez que jamás debes echar por tierra la labor de tus dedos.
Te ruego que no te atormentes,
que no te humilles nunca más ante el amor,
pues yo más que nadie entiendo tu camino,
sé aquello que te mereces,
lo que tú has conseguido,
lo que luchaste con valentía
desde tu pasado hasta el presente,
ese sueño que ya has conseguido.
Y como todo ambivalente
sé que te mueves por dos extremos,
comprendo que aquello que quieres,
jamás es tu deseo…..
Te pido que sigas jugando con la tinta de esta pluma
sin tener la necesidad de acomplejarte,
pues los hay y los habrá siempre más grandes,
al igual que alcanzan las mieles del éxito algunos peores….
mas por ello no te pares,
no frenes nunca tu obra,
porque sé que pocos como tú se habrán levantado
después de probar tantas veces el licor
de la derrota….
Ahora sonríe a la mañana,
y mírate en el espejo,
escucha de ti mismo estas palabras,
y haz caso a tu propia voz,
sigue su consejo.
Escrito el 12/01/2016