A ti,
la mujer que aunque esté lejos mi corazón siente a su lado,
a ti,
que siempre aguantas mis malas mañanas,
y esas noches en que me invade el insomnio,
mi verborrea maldita,
la que habla de tristezas y abandonos.
Por ti hallo ilusión en esta vida,
una distinta alegría nota mi cuerpo,
mi mente cada vez se encuentra más vacía,
de sus pasadas preocupaciones y sufrimientos.
Pues por ti es por lo que yo existo,
tuya es la sangre que le da importancia a mi latido,
la cama en donde ahora en soledad duermo,
pronto será un lecho por ambos compartido.
Y es que contigo quiero reírme de las posibles desdichas,
pues mi anhelo es despertar con una caricia,
la que me brinden con suavidad tus delicados dedos,
yo conseguiré a cambio que jamás de tu rostro se difumine esa bella sonrisa.
Tan sólo te ruego,
que no dudes que es a ti a quien escribo estas letras,
y que es por ti por lo que suspira mi alma,
ya que únicamente contigo,
es con quien quiero construir un sueño.
Debes saber también,
que eres el motor de la pasión de mi cuerpo,
y esa radiante Orquídea,
la que cegó la crueldad de mi tormento.
Tú eres sin más la dulce Marisa, el eterno amor que siento aquí tan dentro.
Mi deseo hoy es pretender explicarte,
que ayer, tonto de mi, caí por fin en la cuenta,
de que mi vida no halla sentido,
si no es contigo a mi vera.
Puesto que tu eres la que le otorga felicidad,
la dama que me salvó del frío de este mundo,
por eso corresponderte aunque sea con torpeza es lo que quiero,
ya que sé que casi todo mientras exista te debo.
Escrito el 10/09/2014.
Publicado desde WordPress para Android