Al releer mis textos del pasado,
escritos por una mano mucho más temblorosa e inexperta,
llenos de letras que tenían un distinto vigor y trazo,
observadoras de una existencia de la que en este momento dudo,
que eran poseedoras de otras llaves las cuales habrían diferentes puertas,
caigo en la cuenta del tiempo y su cambio,
ya que la tinta del ayer está casi olvidada,
a mi boca la besan ahora otros labios,
y desapareció de mi deseo ser un loco vagabundo,
pues en este momento quiero que de su soledad escape mi alma.
Veo fotografías de borde ocre sin ti,
evoco aquella tristeza que se encontraba llena de forzadas sonrisas,
las que encerraban una agonía que parecía no tener fin,
algo que en mi pecho olvido y hundo,
ya que con un renovado impulso de ilusión tiene la esperanza de nacer mi alegría.
Las hojas que plasmo en el presente ya no me son extrañas,
son escritas con el líquido de otro tintero,
hablan de la tierra marcada por los pasos de mis piernas libres y aladas,
de éste que a veces es un bello y otras un violento mundo,
en el que en vez de engañar con falacias pretendo la sinceridad de mi palabra.
Porque las historias que mienten me aburren,
prefiero al que es consecuente y valiente en su camino,
relato lo que mis pupilas contemplan que ocurre,
lo necesito para no tener la sensación de que aunque estoy vivo en un ataúd me prudo,
tan sólo espero no equivocarme, y que junto a ti, mi amor, me sorprenda el destino.
Escrito el 04/08/2014.