Miro por la ventana y vislumbro un campo diáfano, cuya senda conduce a la escarpada costa. Tomo un sorbo de café ensimismado con su humo. Con el color oscuro del caliente liquido que contengo entre mis manos. Que se encuentra preso en la taza. La habitual, la de cada día.
Miro la estancia atestada de muebles. Tan saturada como mi delicada mente. Que está exhausta de tanto pensar. Triste ante lo que sus ojos ven. Por este mundo en el que habita. Por la historia que le ha tocado en desgracia vivir.
Me pongo el abrigo de ante negro. Reflejo de mi alma sombría. Que ostenta un corazón melancólico. Aquel que posee mi cuerpo desde hace mucho tiempo. Tanto, que no lo recuerdo.
Salgo por la vetusta puerta que da al exterior. A la cruel realidad. Y encamino mis dubitativos pasos a través de un campo de amapolas. De un rojo tan intenso como el de la sangre que recorre mis venas. Que circula debido al bombeo de mi cansado corazón. Cansado de latir. De su continuo uso. Del abuso producido en él por el dolor. Por el exceso de sufrimiento.
Evoco buenos momentos. Los que se encuentran lejanos. Los que se hallan en la niñez. Cuando los brazos de mis padres me protegían de las cruentas tempestades. De la lluvia incesante. La que asola mi pecho en este momento. Debido a su sentimiento de absoluta soledad. La que contiene mi ser errante. Mi personalidad vagabunda.
Llegando al fin a la escarpada costa. Descubriendo ante la mirada el poder del mar embravecido. Que me insta a seguirle con su obsesivo rumor. Que atrae mi cuerpo con pasión. La de la deseada muerte. Que hasta ahora siempre se ha mantenido en espera. Que en este momento llega como un dulce regalo de liberación. El pretendido por esta carne que comienza a pudrirse. Aposentando mi ser bajo las olas salvajes que rompen contra las rocas con fuerza inusitada. Sucumbiendo así mi persona a los encantos de este querido lugar.
Hallándome en este instante entre las olas que marcan el fin de mi existencia.
En esta amada tierra que en este preciso momento me ve perecer.
Escrito el 14/09/2013.
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Tienes una forma bellísima, evocadora y especial forma de escribir….deseo que la tristeza se diluya en ese mar que te devuelva a la vida….el mar….en constante movimiento, cada ola trae nuevas sensaciones y esperanzas. un besin Dani
Eres un escritor brillante, lleno de luz
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