DESCANSO

Cesa tu ruido

al cobijo de los álamos,

juega con ambos

sobre aquel cemento gris.

Mas contén tu protesta,

retorna conmigo al viejo patio,

desaprende tu culpa,

haz que deje de tirar por siempre de mí.

 

Ahora no divisas en tu lejanía ningún Cielo que te enjuicie,

quizá el Paraíso sea tan sólo un sueño

que nos rehúye tras el ocre desconchado de la tapia del jardín.

Nos han dejado allí tan solo el rastro de tres violetas,

la intransigencia y la culpa,

la orden perpetua de que tú me hagas infeliz.

 

Sosiego hallamos al evocar

la brisa del puerto,

pactamos una tregua

al compás marrajo

del que no se nos permite partir.

Nuestros fantasmas nos aconsejan calma

al caer el ocaso en las calles de la Jara.

Me susurran cuando me encuentro solo

que no debo permanecer junto a ti.

 

Por favor, ahora mantente en silencio,

ahoga con rabia tu grito,

ya que el eco de un berrido

es la paz que al fin a mi de ti me separa.

 

Cohibe ese suspiro de odio,

escucha atenta mi nana,

no existe en ella el «gato grande»,

no se halla en este canto la desesperanza.

 

Por todo ello mente mía…

ahora descansa.

 

 

03/02/2019

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