Vi algunos podios
que imaginé diseñados
para mí.
Vi luces de focos
y mi nombre
escrito con letra dorada
en tarjetas de blanca seda.
Me vi como el gran vencedor
de esta tierra
amada y maldita
que llevo
sin pena ni orgullo
en mi pecho.
Tan intensa y dolorosamente
dentro.
Y en la frente en verdad ostentaba
el peso de una inexistente corona
que no tenía ni piedras preciosas
ni sacrificios de espinas.
Aquí me ves,
sin nada en mis bolsillos,
esto es lo que soy,
tan solo me queda
de todo aquello
el vago recuerdo
de la falsedad
de lo que nunca fui ni seré,
la enorme mentira
de lo que quiso ver la mente que porto
siempre conmigo
de mí…
Y entro como cada tarde sigiloso
en nuestra casa,
miro los muebles
y todos los libros ya leídos,
pero nada importa, nada,
cuando subo las escaleras
llevando a cuestas esta tonta sonrisa.
Porque me da lo mismo todo
cuando os veo,
me da lo mismo todo
porque os siento.
Ahora sé que la felicidad sois vosotros
y no lo que en mis sueños vi.
ESCRITO EL 27/08/2018
Me encanta verte tan feliz, la felicidad es tan grande que se contagia.
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