Se apaga el sol
y yo me encuentro leyendo poemas.
Poemas escritos con dedos
temblorosos y tristes,
manteniendo el corazón oculto
en mi puño,
comprobando cómo las palabras
me subyugan el pecho.
Evocan todas mis ausencias,
las que todavía están,
y esas que sin pretenderlo
se fueron….
Una cabeza sobre mi hombro,
un juego de cartas,
los consejos tras las preguntas,
y guardada sin que nadie lo supiera
una fotografía en aquella
billetera ajada.
Echo tanto de menos a los que ya no están…..
Añoro tanto a los que no tengo cerca…..
Nuestra casa es como una tumba
cuando tú no estás,
silenciosa y sombría,
y sabes porque me conoces
que rompo fácilmente a llorar.
Recordándote como lo hago ahora
creo oír los pasos de un crío que no ha nacido,
y no sé si nos lo traerá la esperanza algún día……
Mas me siento cansado y perdido,
por eso me vienen a la memoria
los que me levantan.
Yo también fui como todos un niño,
y mis primeros berreos recorrieron
con ellos otro hogar y volaron libres tras su mirada por el campo.
Por ello a esta hora el ocaso,
la lluvia,
los poemas leídos,
la soledad de este cuarto….
hacen que sueñe despierto
con un reencuentro,
me hacen sentir tu abrazo…..
y no te preocupes que ya termino,
me conoces demasiado bien para saber
que cuando hablo a veces no paro…..
tan solo me queda decirte…..
nunca te olvido,
jamás lo podría hacer con aquellos que sé que me aman y amaron.
ESCRITO EL 15/05/2016