Ahora que todo llego a su fin, pero que nada ha terminado,
que nuestras palabras fueron como lanzas en punta cruelmente arrojadas al viento,
despidiendome casi definitivamente de ti, mientras tus ojos continuaban llorando,
por no sentirme yo, a pesar de todo mi vano intento.
Habiendo sido ambos infieles, pero al menos sinceros,
aunque sigo anhelando estar echado contigo a tu lado,
y a pesar de todas las llamadas y tus repetidos quieros,
en este momento lo que necesito es la conocida libertad, y de nuevo poseer mi corazón alado.
Ya que he ostentado siempre ante todo un alma salvaje,
una que quisiera verdaderamente creer que tu estas hecha para mi.
Pudiendo asegurarte pecho en mano que eres la que más me ha importado en mi aún breve viaje,
aunque veas que se aleja mi amor sin entender aún muy bien por qué de ti.
Mas no dudes de que también hay sufrimiento,
en este huérfano cuerpo que añora tus brazos,
conteniendo como puedo mi lamento,
al no sentirme preparado para tus lazos.
Por tantas discusiones y peleas,
por tanto sentimiento desbocado.
Pidiendo sin ser hombre de fe que todavía seas,
ese ser que tiene que ser por mi eternamente amado.
Pero debemos darle tiempo al tiempo,
ya que nos estamos haciendo demasiado daño sinsentido.
Quizá con tu distancia y cierta pausa yo contemplo,
lo que no deseo que sea de ninguna forma destruido.
A mi amigo Jorge. (Porque los dos poseemos un alma salvaje)
Escrito el 19/12/2013